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Cuando Square Enix anunció Final Fantasy Tactics: The Ivalice Chronicles, muchos pensaron que sería solo otro remaster. Pero lo que encontramos aquí es algo mucho más significativo: un regreso con propósito. No es solo una reedición técnica; es un homenaje al legado de Final Fantasy Tactics, una reconstrucción amorosa que usa la tecnología actual para acercarse al sueño original de Yasumi Matsuno y su equipo de 1997.
La historia sigue siendo el alma del juego. The Ivalice Chronicles vuelve a contar la odisea de Ramza Beoulve, un joven noble atrapado en medio de la devastadora Guerra de los Leones, un conflicto donde el poder y la fe se entrelazan con la traición. Su contraparte, Delita Heiral, encarna el contraste perfecto: un amigo convertido en adversario, motivado por la pérdida y el resentimiento. Ambos representan dos caras de una misma tragedia —la de quienes buscan justicia en un mundo corrupto.
Aunque la trama es la misma que conocemos desde el clásico de PlayStation, el nuevo doblaje la eleva a otro nivel. Joe Pitts y Gregg Lowe entregan interpretaciones convincentes, llenas de matices emocionales que dan vida a cada escena. Ramza suena más humano, más vulnerable. Delita, en cambio, transmite una frialdad calculada que hiela la sangre. Los diálogos, apoyados por una revisión completa del guion, resuenan con fuerza, especialmente en los momentos más oscuros de la guerra.
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A nivel visual, The Ivalice Chronicles no busca reinventar la estética de Final Fantasy Tactics. Opta por la fidelidad, no por la revolución. Los escenarios mantienen su estilo diorama tridimensional con sprites en 2D, pero ahora están mucho más definidos, con una iluminación suave y una paleta de colores más cálida. Un sutil efecto de profundidad de campo y un filtro que imita el papel antiguo logran un acabado artesanal, casi de miniatura pintada a mano.
El cambio más notorio, sin embargo, está en la interfaz. Navegar entre menús, clases y mapas ahora es mucho más fluido. El sistema de trabajos —una de las joyas más celebradas del juego original— brilla aún más gracias a su organización mejorada. Cambiar habilidades, equipar accesorios o revisar estadísticas ya no se siente como una tarea tediosa, sino como parte natural de la experiencia.
La sensación de progresión, ver esos números subir y desbloquear nuevas clases, sigue siendo hipnótica. Desde los humildes Squires y Chemists hasta los complejos Ninja, Samurai o Mime, cada avance da una sensación de logro real. Aunque el remaster no incluye todas las clases de la versión War of the Lions del PSP, mantiene intacto el encanto de la personalización y la experimentación.
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El equilibrio entre estrategia y libertad sigue siendo magistral. Puedes combinar dos trabajos principales, añadir habilidades pasivas, y crear auténticos monstruos de combate con configuraciones absurdamente poderosas. Parte del encanto sigue siendo precisamente eso: romper el juego a tu manera.
Entre las mejoras más notorias están las opciones de velocidad para batallas y cinemáticas, el guardado automático, y la posibilidad de evitar combates aleatorios en el mapa. También puedes regresar al mundo principal en cualquier momento o huir de batallas imposibles, lo que elimina uno de los mayores dolores del juego original: quedar atrapado en secuencias imposibles de superar sin una copia de seguridad previa.
Además, se añadieron tres niveles de dificultad —Squire, Knight y Tactician— que ofrecen desafíos adaptados a distintos tipos de jugadores. En la dificultad más alta, los enemigos castigan errores con precisión quirúrgica. Incluso veteranos de la saga sentirán el peso de la estrategia pura en enfrentamientos icónicos como el de Riovanes Castle.
El juego también incluye opciones muy útiles, como guardar configuraciones de equipo o habilidades, activar una vista cenital para planificar movimientos y un resumen de historia estilo “State of the Realm” tomado directamente de Final Fantasy XVI, ideal para jugadores que retoman el juego después de una pausa.
Eso sí, hay algunos tropiezos. El modo de cámara superior no permite emitir comandos directamente —algo que Tactics Ogre: Reborn resolvió mejor— y el sistema de aceleración de escenas requiere mantener presionado un botón en lugar de poder activarse con un simple toque. Son detalles menores, pero se notan.
Final Fantasy Tactics: The Ivalice Chronicles funciona con una fluidez sorprendente. Tanto en Nintendo Switch como en Switch 2 corre a 60 fotogramas por segundo, con resoluciones de hasta 1080p en modo dock y 720p en portátil. En la Switch original baja un poco, pero se mantiene estable y nítido gracias al filtro de textura tipo pergamino que reduce los bordes dentados.
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El rendimiento es constante incluso en los combates más cargados de efectos, y el diseño sonoro mantiene ese estilo táctico y limpio de los juegos clásicos. Los efectos de las magias, los choques de espadas y las melodías de Hitoshi Sakimoto siguen tan memorables como siempre, ahora con una mezcla más equilibrada que da aire y claridad a cada composición.
La narrativa de Final Fantasy Tactics siempre ha sido más madura que la de sus contemporáneos, y esta remasterización lo deja aún más claro. No hay héroes absolutos ni villanos de caricatura; solo humanos que eligen entre el poder, la fe y la lealtad. La guerra no tiene ganadores, solo sobrevivientes.
En un contexto actual de desconfianza y crisis global, las preguntas morales que plantea la historia de Ramza y Delita resuenan con fuerza renovada. ¿Qué significa hacer lo correcto cuando el sistema está podrido? ¿Hasta qué punto vale la pena el sacrificio? The Ivalice Chronicles no ofrece respuestas, pero te obliga a pensar en ellas con cada batalla.
Jugar este remaster es redescubrir por qué Final Fantasy Tactics sigue siendo una obra maestra del género. El sistema de clases, la profundidad estratégica, la historia cargada de ambigüedad moral y las mejoras de calidad de vida se combinan para ofrecer una versión que equilibra respeto por el pasado con adaptación al presente.
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Aun con sus limitaciones —no hay nuevos trabajos ni misiones secundarias adicionales—, esta versión logra lo que pocos remakes consiguen: sentirse moderna sin traicionar su esencia.
The Ivalice Chronicles no pretende ser el Final Fantasy Tactics perfecto, sino el más fiel. Y eso, paradójicamente, es lo que lo convierte en el mejor.
Final Fantasy Tactics: The Ivalice Chronicles es la edición definitiva de un clásico atemporal. Es la culminación de años de aprendizaje técnico y narrativo de Square Enix, y un tributo sincero a los fans que llevan casi tres décadas defendiendo Ivalice.
Quienes nunca lo jugaron tienen aquí la oportunidad perfecta para entrar a uno de los mundos más complejos y humanos del RPG táctico. Los veteranos, por su parte, encontrarán en esta versión la paz entre nostalgia y modernidad.
Puede no ser revolucionario, pero es profundamente respetuoso, sólido y disfrutable. Y eso basta para que esta nueva versión de Final Fantasy Tactics se sienta tan vigente como en 1997.
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