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Frank Rubio, el astronauta de origen salvadoreño que rompió un récord espacial

El astronauta Frank Rubio lleva más de 350 días en la órbita terrestre baja, lejos de su familia. Su madre, quien lo recuerda con orgullo, habló con Noticias Caracol.

Frank Rubio, el astronauta salvadoreño que rompió un récord espacial: "Ha logrado lo que ha querido"
El astronauta Frank Rubio logró este reconocimiento sin pensarlo, pues la nave en la que viajaba sufrió un percance técnico.
Instagram @astro_frankrubio

Francisco Carlos Rubio, más conocido como Frank Rubio, batió el récord de mayor permanencia en el espacio, tras pasar más de 355 días en la órbita terrestre baja. El astronauta estadounidense, de origen salvadoreño, logró este reconocimiento sin pensarlo, pues la nave en la que viajaba sufrió un percance técnico que obligó a la tripulación a quedarse seis meses más de lo esperado.

En un video compartido por la NASA, Frank Rubio expresó que él es “el resultado de muchos sacrificios y de grandes equipos”, ya que no pudo haber llegado hasta ese lugar solo. De hecho, el astronauta recuerda el esfuerzo de su madre, quien a pesar de las dificultades siempre le decía que podía salir adelante.

Su camino no fue nada fácil. De acuerdo con su mamá, Myrna Elizabeth Argueta, él llegó a este mundo cuando ella era una joven estudiante de 16 años, que con esfuerzo de sus padres había ido desde El Salvador hacia Estados Unidos para terminar su carrera. Sin embargo, esto no fue un impedimento para ella formarse como profesional.

Durante los primeros años, Argueta se esforzó para darle la mejor educación a su hijo en una escuela privada en Estados Unidos, a pesar de los costos que eso implicaba. Desde niño, Frank soñaba con ser un gran médico y lo logró. “Desde pequeño fue un muchacho que nunca se quedó con el deseo de lo que quería ser. Ha logrado lo que ha querido”, expresó la orgullosa madre.

El hoy astronauta ingresó en la academia militar de Estados Unidos West Point y luego hizo un doctorado en medicina de la Universidad de Servicios Uniformados de Ciencias de la Salud. Incluso, cuando envió su solicitud para ser astronauta, Frank se encontraba entrenando a los equipos médicos de las Fuerzas Especiales y fue seleccionado entre más de 18.000 solicitantes con perfiles similares al suyo.

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El papel de la abuela de Frank Rubio en el desarrollo de su aprendizaje fue fundamental, mientras Argueta trabajaba, la abuela, que era maestra de primaria, estudiaba con él y sacaba todos sus dotes de inteligencia. Con tan solo tres años de edad, Frank ya sabía leer y escribir y entendía las circunstancias de su entorno.

Según su madre, fue un niño muy acomedido que nunca pidió cosas que estuvieran fuera del alcance de sus posibilidades económicas, ya que siempre pensaba era en estudiar y salir adelante con su esfuerzo. Aunque hay quienes comentan que el salvadoreño llegó lejos por ser de una familia adinerada, Elizabeth Argueta asegura que en realidad no fue así.

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“Nosotros no somos una familia adinerada, somos una familia normal, trabajadora. Mis padres son maestros, yo trabajé muy duro para darle todo a él. Cuando era joven no podía comprarme cosas porque no me alcanzaba el dinero”, recordó la mujer.

Actualmente, Frank Rubio tiene dos hijos y una esposa que lo ha apoyado en el camino. La misma mujer que conoció cuando apenas era un estudiante adolescente y que se ha mantenido al frente del hogar durante todos estos años. Ahora, sus hijos ya están grandes e ingresaron a la universidad, aunque por el trabajo no pudo acompañarlos a su primer día.

De acuerdo con Argueta, su comunicación con Frank es constante gracias a la tecnología. Su hijo la llama diariamente para preguntarle sobre su día y comentarle las novedades de lo que vive en el espacio. A parte de su familia, una de las cosas que más extraña el astronauta, dice la madre, es la comida fresca: “Él me dice ‘quiero comerme una ensalada verde fresca’”, comenta la mujer entre risas.

Se espera que Frank Rubio y los demás tripulantes, dos canadienses, dos rusos y un árabe, vuelvan a tierra firme el próximo 27 de septiembre. La primera parada será Rusia, desde donde despegó su nave, y de ahí viajará a las instalaciones de la NASA, en Houston, Estados Unidos, donde deberá pasar un mes y medio en un proceso de readaptación a la gravedad. “Lo voy a poder ver en diciembre, cuando llegue”, puntualiza Argueta.

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