Gabriel Arango Bacci, que estuvo preso 18 meses, entre 2008 y 2009, habló sobre el fallo del Consejo de Estado que ordenó a la Fiscalía General pedirle perdón e indemnizarlo.
Según el oficial retirado, fue “acusado de tener vínculos con el narcotráfico, con una huella falsa que apareció desafortunadamente cuatro meses después de haber terminado con mucho éxito los Juegos Centroamericanos y siendo yo director de la Academia Naval”.
“¿A quién se le puede ocurrir que un almirante de la República va a poner una huella en un recibo a un narcotraficante después de haber hecho una carrera de 36 años?”, cuestionó sobre esa acusación.
Para él, su detención se produjo por “unos tres o cuatro desadaptados que estuvieron en la inteligencia y contrainteligencia de la Armada y fueron acolitados por un ministro en ese momento sin criterio, como fue el ministro (Juan Manuel) Santos en el momento. No fue capaz de decirles a ellos ‘investiguen, verifiquen bien qué pasó’”.
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El supuesto complot en su contra, dijo, fue motivado por la envidia que le tenían y lo involucraron en un “torbellino de mentiras”.
Sobre el caso, pidió “a la justicia que salgan a la luz pública los autores intelectuales. Solamente cogieron tres testigos falsos. Uno fue condenado a 8 años, otro fue asesinado en Barranquilla y al otro lo están juzgando”.
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Para él, quienes orquestaron el plan en su contra fueron el almirante Guillermo Barrera, comandante de la Armada en ese entonces, y el almirante Álvaro Echandía.
“No tengo las pruebas para decirles a ellos ‘ustedes fueron’, pero los indicios y todo lo que pasó con el proceso indica que hubo una gran injerencia sobre el ministro Santos, que no tuvo el carácter y la personalidad para decir ‘investiguen bien el caso’ y se dejó engañar de los desadaptados”, sostuvo.
Arango Bacci descartó emprender algún tipo de acción tras el fallo del Consejo de Estado.
“A mí la parte económica poco me interesó desde el principio”, afirmó, y reveló que “hace 5 años la Fiscalía me ofreció en unas conciliaciones 700 millones de pesos y yo les dije en dos oportunidades que no. Para mí no era el dinero, es el honor y la dignidad de mi familia y de mi institución”.
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