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Aplausos de alegría se escucharon durante el rescate de los tres mineros que desde el pasado miércoles estaban atrapados en un socavón, en una mina de Lenguazaque, debido al descarrilamiento de una vagoneta dentro de la estructura.
Antonio Salas fue el primero en salir. Sus ojos estaban totalmente tapados para evitar contacto con la luz, pues desde ese día prácticamente estuvo ciego, igual que sus colegas.
Fue envuelto en un traje amarillo térmico para nivelar la temperatura corporal y de inmediato se encontró con su hijo, su hermano y los mineros que lograron esta hazaña.
Minutos después salió Manuel. A él se le realizó el mismo procedimiento y fue subido a una camilla para ser trasladado hasta la ambulancia, donde los médicos lo esperaban para llevarlo al hospital de Ubaté.
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Por último, salió Eduardo, el menor de los tres mineros. Su rostro, totalmente vendado daba cuenta de que era necesario tapar sus ojos para no dañarlos.
Fue recibido por su familia y el presidente Duque, quien llegó al sitio.
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“Están en perfectas condiciones de salud. Ahorita le llevo un caldito porque la cuestión es de hambre”, nifestó Ubernel Mateus, familiar de uno de los mineros rescatado.
Los tres trabajadores se encontraron en el mismo hospital después de permanecer casi cien horas en la penumbra y alimentándose, a través de un tubo, de salchichas, maní y algunos líquidos.
Su organismo está siendo estabilizado bajo cuidados médicos. Una vez se recuperen, se les dará de alta.
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