
A Dayana Medina Charry se le quiebra la voz cuando se trata de hablar sobre el feminicidio de su madre. No le es fácil recordar y mucho menos poner en palabras una historia que se remonta a años de violencia por parte de quien debía protegerlas: su padre, Leonidas Medina, quien asesinó a su madre, Patricia Charry, el pasado 25 de enero de 2021. El crimen ocurrió en un apartamento ubicado en el cuarto piso de un edificio en la localidad de Barrios Unidos, en Bogotá.
Su infancia transcurrió entre insultos, golpes, amenazas y la constante presencia del miedo. En una entrevista concedida al videopódcast Conducta Delictiva, Dayana Medina, hija de Patricia y del propio asesino, relató con profunda tristeza los horrores que vivió su madre y cómo ella misma ha tenido que cargar con una historia marcada por el sufrimiento. Leonidas Medina, quien tenía una diferencia de edad de 26 años con su pareja, ejercía un control absoluto sobre la vida de su esposa e hijos.
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"Tuve una infancia muy disfuncional. Leonidas bebía antes mucho, entonces por medio de del alcohol también habían golpes y no solamente golpes para mi mamá, sino para todos. Nuestro núcleo antes era Leonidas, mi mamá, mi hermano, que es el único hijo de mi mamá, y yo. A él le gustaba manejar estando ebrio, un día iba a toda bajando por toda la séptima y se pasó todos los semáforos en rojo y venía discutiendo con mi mamá, tratándola mal, celándola, porque siempre fue un loco. Decía: 'Pues acá nos matamos todos' y bajaba esa 72 a toda. Gracias a Dios no pasaba nadie, ni una moto ni un carro", relató.
Doloroso testimonio de hija de víctima de feminicidio
Dayana Medina rompió el silencio y contó en el videopódcast el horror que vivió su madre antes de morir. Su feminicida, hoy preso en la cárcel de Cómbita, dejó cicatrices imborrables en la vida de su hija, quien lo define como "un monstruo sin alma". Era 25 de enero de 2021, cuando un hecho marcó un antes y un después para la familia de Patricia Charry, quien fue asesinada por su expareja sentimental, un hombre que durante años ejerció control, maltrato y violencia. Su asesino fue Leonidas Medina, un hombre de 75 años que, tras haber planeado minuciosamente el ataque, fue condenado a 35 años y cinco meses de prisión.
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Medina, quien hoy permanece recluido en la cárcel de alta seguridad de Cómbita, Boyacá, citó a Patricia con engaños en uno de sus apartamentos. Una vez allí, la atacó con saña utilizando una maceta, la degolló y, según el testimonio de su propia hija, profanó su cuerpo antes de dejar la escena cubierta de sangre y dolor. "Le pegó con una maceta, la degolló, le cortó las muñecas y, como si eso no fuera suficiente, le arrancó las uñas", denunció su hija sobre el atroz crimen.
El caso está rodeado de aspectos perturbadores, pero entre los que más atormentan a Dayana es que Leonidas Medina, tras cometer el asesinato, escribió mensajes en la pared con la sangre de la víctima. Según reveló Dayana, su padre dejó frases pidiendo perdón y expresando su supuesto amor por Patricia: "Él escribió con su sangre que la amaba y que lo perdonara", contó. También mencionó que el feminicida salió del apartamento mientras su madre agonizaba, para comprar una hoja en la que escribió una carta en la que pedía que lo enterraran junto a ella.
A su mamá la encontraron muerta en el lugar y sin uñas
La escena del crimen fue descubierta por un familiar, pues a Dayana no se le permitió ingresar al lugar donde ocurrió el feminicidio: "Solo un tío pudo ver a mi mamá muerta. A mí no me dejaron verla. Yo le había mandado a arreglar las uñas días antes. Cuando me entregaron el cuerpo, ya no las tenía. Se las quitó", narró. Durante la entrevista, hizo énfasis en que Medina siempre fue un hombre violento, posesivo y machista.

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Una niñez marcada por la violencia
En la casa de Dayana, los golpes eran frecuentes y los gritos cotidianos. Su niñez estuvo marcada por el control total: lo que vestía, a quién veía, lo que decía. Todo pasaba por la aprobación de un hombre que no conocía límites. Según su relato, conforme pasaban los años ella y su hermano se comenzaron a defender de su padre: "Fuimos creciendo mi hermano y yo, ya nos metíamos en las peleas, había golpes de por medio. Un día dijimos: 'Ya no más', 'Ya no le pegue más' y nos pegó a todos. A mí me pegó, mi hermano se metió por nosotras y ya se iba era a puños con mi hermano".
Fue en ese momento cuando el hermano de Dayana tomó la decisión de irse de la casa, y con él, toda su esperanza. Su madre intentó aguantar por ellos, por miedo o por costumbre, pues según expresa Dayana, su madre se tragaba el dolor: "Una vez en la madrugada escuchamos un 'totazo', salí corriendo a mirar y vi a mi mamá tirada en el piso. Yo le digo: '¿Qué pasó mami?' y ella me dice: 'No, nada, que me duele la espalda'".
A la mañana siguiente, Dayana la auscultó sobre su extraño comportamiento la noche anterior y ella le reveló que realmente fue su padre que, de una patada, la tiró de la cama a media noche y le tocó dormir en el suelo. La joven describe a su mamá como "sumisa, aguantando tanto maltrato. Le tapaba todo a él y era mentira tras mentira". Su madre era plomera de oficio, habilidad que aprendió de él y, con los años, no tardó en superarlo, cosa que también le daba celos.
La última conversación que tuvo con el hombre que le arrebató a su madre
La joven también rememoró la última conversación que tuvo con su padre después del crimen. Medina, recluido en un hospital tras intentar, sin éxito, acabar con su vida, la llamó por teléfono: "Me dijo: 'Hijita, yo maté a su mamá, pero también me quise matar y no pude'. Yo solo le respondí que era un descarado, que me había quitado a la mujer más valiosa de mi vida, a mi mejor amiga. Le dije que para mí también estaba muerto", relató Dayana, visiblemente afectada.
Para Dayana, su madre vivió años de maltrato físico y psicológico, razón por la cual ella intentó separarse de él. El hombre que durante años la trató como un objeto no aceptaba que ya no tenía control sobre ella, así que mientras ella rehacía su vida, él la citó bajo falsas promesas y la atacó sin piedad: "Decía que ella era suya. La espiaba, la celaba. La acusaba de ser infiel, mientras él acosaba a otras mujeres, incluso a personas de la familia".
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El dictamen médico reveló que, aun si su madre hubiese sobrevivido, habría quedado en estado vegetativo. Hoy, cuatro años después del crimen, Dayana lucha por mantener viva la memoria de su madre: "A hijos, hijas, que están viendo que su mamá está pasando por la misma situación, salgan corriendo de ese lugar. No esperen a que les pase lo que me pasó a mí. Sálvenla de eso. Sáquenla de inmediato. Demanden, hagan todo lo posible para no quedarse sin ella, porque una vez que pase, ya no hay vuelta atrás", concluyó.
VALENTINA GÓMEZ GÓMEZ
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