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Aunque no es abogado, este preso de La Modelo ha logrado que 400 detenidos salgan de la cárcel

Aunque no es abogado, este preso de La Modelo ha logrado que 400 detenidos salgan de la cárcel

Édgar Preciado se dedicó a estudiar y asesorar a compañeros de patio. A cambio, solo recibe un abrazo, una empanada o un par de zapatos.
No tiene oficina, pero atiende 24 horas en un espacio rodeado con barrotes, en el que está por un supuesto delito económico. El abogado del pueblo, como le dicen, tiene presentes a cuántos ha ayudado.
“Desde la ciudad de Barrancabermeja, de donde vengo siendo trasladado, alrededor de unas 400 personas hemos podido darle esa gran alegría de poder recuperar el derecho fundamental de la libertad”, recuerda.
Preciado atiende en cualquier espacio que le den y su celda se convierte en todo un bufet, donde prepara sus casos.
Por eso dice que tiene una ventaja sobre los abogados y así lo describe: “La gran dicha es que aquí me tienen las 24 horas. A veces me ha tocado estudiar con las personas no solo un solo día, día y noche, estudiando, repasando y volviendo a tomar las comas y los puntos, porque en ellas se encuentra la solución a la libertad de las personas”.
En medio de las rejas afirma sentir felicidad por lograr las libertades de sus compañeros y relata el caso que más le ha marcado: “Un chico de la ciudad de San Pablo, sur de Bolívar. Este chico venía de la finca donde vivía, cogió un volante de la guerrilla, se la metió al bolsillo y en un retén de la Policía lo paran y lo judicializan como si él fuera integrante de la guerrilla; duró 14 o 15 meses (preso). Terminamos demandando al juez de conocimiento, porque nunca mandaba la carpeta al juez de control de garantías. Entutelamos, nos dieron la tutela y ganamos la libertad el señor. Hoy está gozando”.
Así como suena de curiosa la labor que hace en la cárcel, también son curiosas las retribuciones que recibe por su servicio. “También he recibido recompensas inéditas, como media empanada, una gaseosa, un abrazo, ‘cuando yo pueda, te puedo mandar algo’. O si se van en libertad (dicen) ‘yo te dejo estos zapatos’, alguna cosa; pero lo más importante es cuando les dan la libertad”, relata.
Édgar Preciado dice que la cárcel lo ha hecho crecer porque, en vez de renegar de la situación que enfrenta, esta terminó convirtiéndose en un factor que lo convirtió en una persona útil a pesar del lugar en el que permanece.

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