
El escondite de Elder José Arteaga estaba en el mismo barrio donde hacía unos años tenía una barbería. En el sector de El Muelle, en Engativá, detrás del aeropuerto El Dorado, alias El Costeño fingió por un tiempo ser un hombre dedicado al corte de pelo para caballeros; sin embargo, escondía un pasado peligroso y negocios con el hampa que muchos en la zona desconocían.
El pasado 5 de julio, tras un mes del atentado contra el senador Miguel Uribe Turbay, en el barrio Modelia, fue finalmente capturado Arteaga, a quien las autoridades señalan como el jefe logístico del ataque perpetrado durante un mitin político en el parque El Golfito.
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Arteaga, quien tiene antecedentes por homicidio, tráfico de armas, narcotráfico y hurto, con un historial delictivo de más de 20 años, dejó varios cabos sueltos desde que empezó a concebir el plan. Las autoridades tienen en su poder imágenes y testimonios que dan cuenta de que estuvo en Modelia con el joven sicario y el conductor del Spark gris un día antes del ataque; es decir, el 6 de junio.
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Fue el mismo Carlos Eduardo Mora, conductor de ese carro, quien contó los detalles del recorrido con ‘El Costeño’, como el paso por Soacha, una parada por bares de la avenida Primera de Mayo y cómo, tras el ataque, se reunieron en un lugar del barrio Santa Fe, donde se ordenó vender un celular involucrado en la planeación.
Aunque Arteaga pensaba que su plan no dejaría rastro, muchos de sus movimientos también quedaron en cámaras de seguridad, las cuales lo captaron en ese mismo carro Spark tanto con el menor sicario como con sus otros cómplices. Incluso se le vio caminando con Katerine Martínez, vigilando que el menor sicario realizara la orden que le encomendaron.
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Y luego, las mismas cámaras, mostraron que se subió en otro vehículo que conducía William González, otro cómplice, para huir de la zona donde se perpetró el atentado.
Además de dejarse captar en video, según los investigadores, Arteaga dejó otros cabos sueltos durante su accionar. Uno de los principales fueron los pagos a través de la plataforma de Nequi a dos personas que nada tenían que ver con lo acontecido.
Primero, cuando el joven sicario llega al barrio Modelia en una moto de un servicio de aplicación, al no tener cómo pagar la tarifa, el menor contacta a su jefe, quien termina girando el pago de unos 10.000 pesos. Al motociclista le llegó la transacción por Nequi con el nombre de Elder José Arteaga. Además, Arteaga también hizo una transacción a una tienda donde el menor de edad compró unos alimentos, exponiendo nuevamente su identidad.
La audiencia contra alias El Costeño
En una audiencia en el búnker de la Fiscalía, Elder José Arteaga Hernández fue judicializado y se revelaron detalles sobre su presunta participación como jefe de sicarios en una banda delincuencial dedicada a cometer homicidios en Bogotá y en Medellín. La Fiscalía presentó un arsenal de pruebas que perfilan a Arteaga como una figura clave en la criminalidad organizada.
Uno de los patrones identificados por la Fiscalía es la orden de Arteaga de deshacerse de los celulares utilizados después de cada ataque. Sin embargo, durante el allanamiento que condujo a su captura, las autoridades encontraron una hoja de papel con números telefónicos, un elemento que ahora es considerado crucial para la investigación. Las autoridades ya conocen a quién pertenecen estos números y están indagando sobre ellos.
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Su captura se produjo porque se escondió en la casa de una persona que, según el testimonio de un colaborador, habría cometido acciones criminales con él. ‘El Costeño’ no confiaba en nadie y fue localizado porque pidió un domicilio a través de un "socio" al que le dicen "Junior", quien a su vez utilizó a un menor de edad para llevar un almuerzo a la casa donde se escondía Arteaga.
La banda delincuencial a la que pertenece alias El Costeño, según las investigaciones, tiene un historial criminal desde el año 2022, ostentando el rol de sicario y encargado de coordinar el traslado de armas y explosivos, así como la logística para la comisión de homicidios en barrios como La Estanzuela, Bosa, Las Cruces, Las Américas y Teusaquillo, entre otros de Bogotá. Esta organización criminal estaría conformada por aproximadamente diez personas.
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CRISTIAN ÁVILA JIMÉNEZ
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