Estudiantes y profesores de la Universidad del Rosario denuncian una serie de presuntas irregularidades que llevaron a la destitución del rector José Cheyne.
Entre las quejas más importantes está la millonaria inversión en edificios que quedaron a medias, pues su construcción no se ha completado.
Luego de una fuerte presión de la comunidad educativa, la Universidad del Rosario desvinculó al rector José Alejandro Cheyne. Líderes estudiantiles venían denunciando el despido masivo de varios docentes y personal administrativo.
Según los voceros de la protesta, la universidad no goza de buena salud financiera y por eso exigieron su salida.
Los estudiantes estaban dispuestos a todo. La consigna era una sola: la salida del rector.
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La centenaria universidad, una de las decana de todas las instituciones de educación superior en el país, se estremeció los últimos días cuando se hicieron más frecuentes los despidos del cuerpo de docentes.
La profesora María Helena Botero, docente de la facultad de estudios internacionales, habla de una crisis generalizada: “Nos enfrentamos a una crisis muy fuerte, no solamente de carácter financiero, sino a una crisis de personal, a una crisis de recursos para el desarrollo de nuestras actividades misionales y a una crisis de disponibilidad de recurso humano para cumplir con la misionalidad de la universidad”.
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Los estudiantes conformaron un frente unido, no solo para presionar la salida del rector, lo cual lograron, sino para pedir que la universidad cambie los protocolos para la elección de un nuevo rector.
“Nosotros exigimos garantías en la elección de rectoría. Entonces, que se cambien los estatutos de la Universidad del Rosario para que la elección de rector, de colegiales y de consiliarios no sea una rosca completa”, manifestó Nicolás Ochoa, vocero del Movimiento Estudiantil Rosarista.
El movimiento estudiantil también cuestionó el despido de docentes y el malestar general de la comunidad educativa al interior de la universidad.
Las millonarias inversiones de la universidad en la compra de predios y construcción de edificios, como el de la facultad de medicina, que se quedó a medias, son algunos de los cuestionamientos de los rosaristas.
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“La universidad está en una grave insolvencia financiera. Los pasivos corrientes superan a los activos corrientes por más de 30.000 millones de pesos. Esto es producto en un fallo de su modelo de gobernanza que permitió que de la Corte de 15 colegiales, que escogieron a Alejandro Cheyne como rector en 2018, hoy seis estén trabajando con altos cargos directivos en la universidad, cargos que de otra manera requerirían, por lo menos, diez años de experiencia laboral”, denunció Tomás Villescas, estudiante de relaciones internacionales.
Los estudiantes celebraron su logro en el claustro. El rector, que se mantuvo hermético ante las denuncias, negó que la universidad tuviera problemas financieros.
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“Hay sin duda un esfuerzo económico, un desafío económico, pero no existe ninguna quiebra, como desafortunadamente se ha mencionado en las redes y una iliquidez”, dijo Cheyne en Caracol Radio.
A pesar de sus indicaciones, horas después de la entrevista, no aguantó más la presión de la comunidad educativa y la universidad anunció su desvinculación.
Los estudiantes piden cambios en las reglas de elección del rector.