En la serranía de San Lucas, en límites del sur de Bolívar y el nordeste antioqueño, es el lugar en el que la vida se tiñe de verde esperanza.
Este árbol de moncoro se llama Carlos Arturo Ramírez, víctima de un falso positivo, su hermana Irene se aferra a él en el Parque de la Memoria, en el valle del río Cimitarra, un lugar en donde hubo guerra, pero hoy tiene el primer bosque de paz en Colombia.
“Este árbol lo abrazo porque esto significa lo que era mi hermano, lo que debía de ser algo vivo que siguiera construyendo estos bosques de paz”, señaló Irene Ramírez, presidenta de la asociación campesina Valle del Río Cimitarra.
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“Bosque de Paz es un símbolo de encuentro entre la restauración ecológica y la reparación de víctimas, la oportunidad de encontrar que la violencia fue entre humanos, pero también con la naturaleza”, manifiesta Álvaro Manzano, miembro de la asociación campesina.
Los Bosques de Paz buscan, además, reconciliar y reparar víctimas en su propio hábitat, con el apoyo del estado.
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