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En la ‘ciudad perdida de la marihuana’ viven más de 100.000 indígenas paeces. Allí, sus gobernadores están preocupados por el aumento de los cultivos ilícitos.
“Desafortunadamente la falta de oportunidades ha hecho que los cultivos se incrementen en nuestro territorio y que los indígenas estén involucrados en los cultivos”, asegura Javier Soscué, gobernador indígena.
Mientras los paeces deben convivir con la siembra y tráfico de la yerba, otras comunidades encontraron una alternativa: cambiar los cultivos ilícitos por café y frutas de excelente calidad.
Uno de estos ejemplos tiene lugar en la población de Yarumales. Quienes antes cultivaban amapola para la heroina, ahora se dedican al cultivo de lulo y granadilla.
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Estos indígenas cultivadores de campos ilícitos, ahora cultivan la tranquilidad y sus sueños. La calidad de su grano, esperan, lo convierta en tipo exportación.
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