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Carnaval de Barranquilla, negocio redondo para las prenderías

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El Carnaval de Barranquilla, una de las celebraciones más importantes del Caribe, acapara la atención de millones de personas en la costa atlántica colombiana. El fervor es tal, que el pretexto de no perderse de la rumba se convierten en sostén de las casas de empeño durante la temporada.
Nadie quiere faltar a la cita y por eso, incluso desde ciudades vecinas, las compraventas se ven abarrotadas por quienes dejan allí joyas y electrodomésticos, con la esperanza de recuperarlas una vez terminen las fiestas.
En Santa Marta, Noticias Caracol fue testigo de cómo se incrementa la actividad en las prenderías. Cadenas de oro, aretes de la primera comunión, sortijas de matrimonio, e incluso electrodomésticos, todos menos los equipos de sonido, son empeñados con el firme propósito de gozar las fiestas.
“Acabo de empeñar una cadena de oro, para ver que se hace ahora en Carnaval. La idea es comprar trago y maicena", dice sonriente Armando Lara, uno de los clientes de los prestamistas.
Las casas de empeño por estos días hacen su agosto en febrero. Roberto Larios, propietario de uno de estos establecimientos intenta dar una explicación a la subienda de empeños: "la necesidad de pronto de gozarse las fiestas y el entusiasmo de la gente. Todo eso se va contagiando, y en muchas oportunidades es por eso que llega mucha clientela a estos negocios".
El guayabo, más que físico con los tragos después que pase el carnaval, queda en la resaca de rebuscar dinero para sacar de las casas de empeño estos objetos de valor. 

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