“El cáncer no espera”: madres venezolanas con niños enfermos buscan en Colombia un milagro

Son conscientes que en su país las condiciones no son las más adecuadas y que su principal enemigo es el tiempo.

Huyendo de la crisis venezolana, Kenny de la Cruz llegó a Colombia hace 1 año junto a sus dos pequeñas hijas tras cruzar por los pasos ilegales. La menor de ellas se enfermó. Relata que “empezaron los estudios hasta que fue diagnosticada que la niña tenía un tumor cerebral que ya cubría toda la parte derecha".

Tras el diagnóstico, la pequeña recibió atención, pero hace pocos días esta mujer recibió la noticia de que el hospital “ya no puede cubrir más quimio, no puede cubrir más citas, entonces ella necesita un control más que todo por resonancias porque el tumor que mi niña tiene es maligno, se reproduce".

Otro drama es el de Romarilyn Sánchez, cuyo hijo tuvo dos recaídas por escasez de alimentos en su país. Llegó a Colombia en busca de tratamiento. "Carlos necesita el próximo martes continuar con la quimioterapia número tres, la cual no se puede aplazar, porque si ya él tiene 3 recaídas… el cáncer no espera".              

Asegura que la continuidad de su tratamiento aún no ha sido autorizada.

Al menos una decena de madres venezolanas requieren tener un permiso especial de permanencia para que sus hijos reciban las quimioterapias, pero tras varios meses en el país aún no lo han logrado y el tiempo corre.      

Por su parte, el Instituto Nacional de Cancerología señala que los migrantes deben regular su situación para acceder al sistema general de salud.

"Para el caso de los pacientes ilegales, desde que cursen con una urgencia oncológica nosotros en ningún momento dejamos de atenderlos, el problema es que al ser prolongado el tratamiento, al haber una serie de manejos ambulatorios, nos dificulta la atención por la parte económica", aclara Martha Helena García, directora encargada del instituto.

El instituto cancerológico afirma que ha realizado tratamientos con un costo cercano a los $3.500 millones en los dos últimos años para este tipo de pacientes.

Desde el gobierno nacional, señalan que se han hecho grandes esfuerzos para garantizar estos servicios de alto costo. "Hemos tratado de ayudar al hospital cancerológico para que pueda seguir ayudando a estos niños, y vamos a hacer todos los esfuerzos financieros, humanos y de cooperación para que ellos puedan seguir recibiendo el tratamiento, pero también quiero ser realista que este es un tema costoso, complejo y difícil", señala Felipe Muñoz, gerente de frontera con Venezuela.

Por ahora a estas madres no les queda sino esperar.