Andrea del Pilar Ibáñez y sus hijos, un bebé de meses y un niño de 7 años, fueron dormidos y se despertaron al día siguiente, encontrando la vivienda violentada. Al volver en sí, Ibáñez llamó al 123 para pedir ayudar.
“Yo acepto el robo, porque sé lo que hago”, dijo la mujer al confesar el hurto. No obstante, negó haber suministrado la droga a sus víctimas.
La empleada doméstica quedó grabada en un video cuando salió del edificio con las pertenencias. Será enviada a la cárcel del Buen Pastor y en una nueva audiencia recibirá la pena de prisión.
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