El programa le permitió abrir sus horizontes y salir de su natal Chocó a buscar mejores oportunidades académicas. Esta es su historia.
"Yo natalmente soy de Nuquí, Chocó. A los dos años me trasladé hacia Quibdó porque mi mamá quería buscar una mejor oportunidad de educación para mí, de vida", contó la joven que sueña con ser abogada.
Esta decisión marcó su futuro. Abandonar un paraíso virgen donde ni siquiera pudo disfrutar de las ballenas jorobadas, y emprender un viaje que la llevó a Quibdó. Con pocos recursos, Laura se metió algo en la cabeza.
"Inicié a aplicarme más, a madurar, a proyectarme. ¿Qué era lo que quería? y mi proyecto a corto plazo en ese momento era ser beneficiaria de Ser Pilo Paga", manifestó.
Laura quería estudiar en la mejor universidad de Medellín, pero no tenía con qué. Entender que el Chocó no era su lugar en el mundo la llevó a conseguirlo, sus buenos resultados en las pruebas del Estado la hicieron merecedora de la beca del programa.
"Al obtener esto, yo la verdad me puse muy feliz, y eso para mí fue un cambio radical. Ayuda mucho a mi mamá, porque ella no tiene que mandarme mensualidad, ni nada para estar acá".
Ya en Medellín se llenó de propósitos; el primero de ellos, graduarse con honores como abogada gracias al beneficio. Lo que viene después, es pura retribución.
"Tengo ese objetivo, esas ganas y el deseo de revisar casos de injusticia para ver si yo puedo aportar, cambiar algo de eso, cambiar la vida de esas personas", aseguró.
Laura creció en una humilde familia chocoana, tiene cinco hermanos, tres son hombres y una es mujer. Sus papás son separados. Ahora su meta es poder graduarse en cuatro años y devolver al país la oportunidad que abrió sus horizontes y que hoy la hace pensar que ser pilo sí paga.
Vea también: ¿Se raja o pasa Ser Pilo Paga? Al tablero, el ‘cerebro’ detrás de este programa
Updated: septiembre 20, 2018 10:49 a. m.