Tras el asesinato de Jesús Antonio Rivera, comunero integrante del resguardo Huellas, ubicado en Caloto, norte del Cauca, las autoridades indígenas lograron la detención de 7 disidentes de las FARC, los presuntos autores de este crimen.
Además, la guardia indígena mostró su preocupación, esto debido a que la comunidad ha sido azotada por una ola de violencia, la cual no ha sido detenida ni por la pandemia.
Libardo Fernández, líder indígena de Popayán, aseguró que su población teme retaliaciones por parte de los grupos al margen de la ley.
“Ni siquiera el COVID-19 ha frenado la violencia. Siempre que retenemos hay una reacción y esta consiste en matar líderes. Tememos lo peor”, relató el líder.
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Las autoridades indígenas están determinando cuál será el castigo al que someterán a estas 7 personas que fueron retenidas. Además decidirán qué van a hacer con las armas de fuego que se les incautaron.