Tres de las menores lograron escapar de la banda delincuencial y acudieron a la Policía. Una de ellas tenía una enfermedad de transmisión sexual y otra estaba embarazada.
"Vivían en condiciones de encierro, de total incomunicación y bajo amenazas. Les decían que si escapaban o si no trabajaban iban a atentar contra sus familias", explicó el general Humberto Guatibonza, comandante de la Policía Metropolitana de Bogotá.
Los delincuentes, tras contactar a las menores, las convencían de viajar a la capital bajo ofertas de trabajo y estudio. Incluso hablaban con sus familias para hacerse confiables.
La Policía sigue tras la pista de otras niñas y adolescentes que, se sabe, también son obligadas a ejercer la prostitución en la ciudad.
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