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Héctor Rubiano, un campesino de 76 años, no pudo contener las lágrimas al cruzar la puerta de la casa que compró con sacrificio en 1984. Durante años, él y sus hijas lucharon para recuperar la vivienda en Bogotá que arrendaron en 2009 a una pareja que, según la denuncia, intenta que la justicia los declarara propietarios del inmueble, pese a que nunca existió un acuerdo de venta. Su historia apareció en Séptimo Día el pasado 9 de noviembre y desató una ola de solidaridad que cambió todo.
Liseth Rubiano, una de las hijas del propietario afectado, lideró la convocatoria a la ciudadanía para realizar plantones y protestas pacíficas frente a la vivienda, habitada por los inquilinos Armando Alaguna y María Lozano.
Las acciones tuvieron un efecto positivo durante el fin de semana festivo. Decenas de vecinos se congregaron frente a la residencia y protestaron contra ellos dos. Según mostró en su cuenta de TikTok, Juan Carlos Villani, periodista que realizó la investigación de Séptimo Día, la presión colectiva fue decisiva: la pareja fue desalojada por los vecinos y, con esto, Héctor recuperó su casa gracias a la unión ciudadana.
Imágenes y transmisiones virales en redes sociales, mostraron a varias personas exigiendo a los arrendatarios que devolvieran la casa a sus legítimos dueños. Las manifestaciones tuvieron efecto, y la pareja terminó abandonando la vivienda.
Hasta el momento, ni Armando Alaguna ni María Lozano se han pronunciado públicamente tras su salida. En Séptimo Día, su actitud había sido calificada por muchos televidentes como desafiante y poco empática.
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La disputa por la propiedad empezó en 2009, año en que Héctor Rubiano Torres, un campesino de 76 años, arrendó la casa de dos pisos ubicada en el barrio Jorge Eliécer Gaitán de Bogotá.
Rubiano, quien había comprado la casa en 1984 con ahorros y dinero de la venta de tierras, firmó un contrato de arrendamiento el 31 de agosto de 2009 con Armando Alaguna. Alaguna se mudó con su pareja, María Lozano, y sus dos hijos.
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El contrato incluía una cláusula explícita sobre la devolución del inmueble: "El arrendador entregará al propietario el inmueble en caso de incumplimiento con sus ventanas, puertas, baños y rejillas en perfecto servicio como se lo entregó y sin necesidad de juicio de lanzamiento ni demandas de ninguna especie".
Durante años, la familia Rubiano fue flexible con sus inquilinos. Héctor no subió el valor del arriendo, que para 2016 seguía en $800.000 pesos.
La convivencia cambió cuando Liseth y Maribel Rubiano, hijas de Héctor, se establecieron en el apartamento del tercer piso de la casa en 2017, puesto que habían terminado el colegio en su pueblo natal y decidieron radicarse en Bogotá para estudiar en la universidad. Liseth relató que inicialmente la relación era buena, y los inquilinos eran "muy respetuosos, muy tiernos, o sea, eso nos invitaban hasta a los asados que hacían".
Sin embargo, para 2022, empezaron a circular rumores que sugerían las intenciones de los inquilinos. Liseth recordó que a su padre "le llegaban rumores de que ellos estaban diciendo que la casa era de ellos y que ellos se querían quedar con la casa". Aunque inicialmente los inquilinos habrían dicho: "No, tranquilo don Héctor que cuando usted nos pida nosotros le vamos a dar", ese mismo año dejaron de pagar el arriendo.
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Cuando Héctor Rubiano les solicitó que desalojaran la casa, Liseth afirmó que se negaron: "Cuando yo fui y acompañé a mi papá y le dijeron que no le iban a dar la casa y que iban a vender lo que sea con tal de tener la casa de mi papá". El conflicto se agravó en mayo de 2022, cuando las hijas no pudieron entrar a su apartamento. Liseth señaló: "Fuimos a abrir la puerta y la llave no servía. Gritamos para que nos abrieran y la señora Leonilde sacó la cabeza y dijo '¿Ustedes quiénes son?'".
Ante esta situación, Héctor Rubiano instauró una demanda de restitución de inmueble contra Armando Alaguna. La respuesta fue una contrademanda interpuesta por María Lozano en marzo de 2025, un proceso declarativo de pertenencia de inmueble por prescripción extraordinaria, para intentar quedarse con inmueble.
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El abogado de los Rubiano, Mario Leonel Colmenares, explicó la pretensión de Lozano, quien "lleva 30 años al frente del bien inmueble donde ejerce ánimo de dueña y señora del mismo". El proceso de pertenencia extraordinaria requiere demostrar la posesión por 10 años, además de demostrar actos de dominio como dueño y señor como pago de impuestos mantenimiento y mejoras, pero será un juez civil quien admita la demanda y luego de analizar los documentos, pruebas y testigos falle en derecho a favor de una de las partes.
Durante la investigación de Séptimo Día, el periodista Juan Carlos Villani confrontó a la pareja el 10 de octubre de 2025.
Armando Alaguna se mostró evasivo al ser cuestionado sobre la demanda interpuesta por su esposa y negó la validez del contrato de arrendamiento. Cuando se le preguntó directamente si había comprado la casa, respondió: "No la compré".
Alaguna también lanzó comentarios despectivos contra las hijas de Héctor Rubiano, asegurando: "Le digo una cosa ese señor conmigo fue bien, pero las hijas son unas pecuecas". Ante la pregunta de si le causaba remordimiento sus acciones, contestó: "¿No le da remordimiento a la gente que lo calumnia uno?".
Por su parte, María Lozano también se negó a responder si había comprado el inmueble. Cuando se le insistió por el motivo de la demanda, no respondió. La pareja abandonó el lugar.
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Actualmente el proceso de restitución de inmueble que interpuso Héctor Rubiano contra ellos para tratar de recuperar su casa se encuentra suspendido mientras se define la demanda que ella interpuso por pertenencia de la casa, que con tanto esfuerzo compró y será un juez de la República quien tome una decisión.
Héctor Rubiano asegura que tuvo que vender la finca, donde vive actualmente en zona rural de Turmequé, Boyacá, para pagar los abogados que lo defienden en la demanda de pertenencia que interpuso María Lozano por la casa de Bogotá. La finca deberá entregarla en diciembre.
La presión social surtió efecto y la pareja abandonó la vivienda lo que permitió que Héctor Rubiano pudiera recuperar su propiedad.
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Un video capturó la emotiva reacción del hombre al volver a entrar a su casa, quien se mostró visiblemente emocionado, no pudo contener las lágrimas mientras cruzaba la puerta de la vivienda y revisaba las habitaciones.
A pesar de la recuperación física del inmueble, el pleito legal se mantiene.
*Este texto fue realizado con colaboración de un asistente de IA y editado por un periodista que utilizó las fuentes idóneas y verificó en su totalidad los datos. Cuenta con información y reportería propia de Séptimo Día.