Los irreparables daños que deja el narcotráfico en el país: desolador panorama

Un estudio realizado por la Escuela de Entrenamiento de la Policía Nacional da cuenta de la magnitud del daño ambiental que el narcotráfico deja en el territorio. Con una nueva iniciativa se busca recuperar la tierra y los ríos afectados por los químicos de los laboratorios de droga.

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La lucha contra el narcotráfico va más allá de incautar estupefacientes o capturar narcos. Con cada laboratorio destruido también se salva el suelo colombiano.

Los grupos ilegales construyen tres tipos de laboratorios: donde se convierte la hoja recién raspada en pasta base de coca. El daño ambiental es inmediato, pues decenas de canecas repletas de gasolina y químicos altamente contaminantes son usados.

"Se ha evidenciado que se usa cemento y posteriormente pasa a los tanques donde se hace un proceso de extracción con combustibles. Estos insumos son vertidos directamente al suelo o algún afluente", afirmó el teniente Jonatan Gil, oficial de la Policía Antinarcóticos.

Además del flagelo para los ríos, está la deforestación: para tener una hectárea de cultivos ilícitos se necesita talar 1,46 hectáreas de bosque.

El intendente Wilman González, suboficial de la Policía Antinarcóticos manifestó que se trata de un daño irreversible: “Es irreparable para las fuentes hídricas, para la fauna que convive en esos sectores. Cientos de animales que nacieron y han hecho su vida en esas selvas han sido desplazados”.

El segundo laboratorio es aquel limpia y conforma la base de coca. La otra zona es de embalaje y prensado del producto ya terminado.

"Es donde más expuesto está el ambiente y las personas que trabajan con este producto, pues les puede generar un daño a ellos mismo y al ambiente por los vapores y derrames de sustancias químicas", manifestaron las autoridades.

Según estudios de esa escuela, una hectárea de hoja de coca equivale a dos canchas de fútbol. Ese terreno produce unos 1.200 kilos de hoja de coca que arrojan solo 2 kilos de clorhidrato de cocaína.

En solo un año, esas dos hectáreas dejan 2,7 toneladas de residuos químicos y 1,2 toneladas de material vegetal contaminante.

Según la ONU, en Colombia se alcanzó un máximo histórico de 230 mil hectáreas de cultivos ilícitos. Los daños al medio ambiente son casi incalculables e irreparables.

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