En medio del colapso hospitalario que enfrenta el municipio de Girardot, Cundinamarca, se conoció la historia de un médico que murió por COVID-19 a la espera de un traslado para un centro asistencial de mayor complejidad.
Su nombre era Víctor Julio Dimaté, quien fue despedido con una velatón y una calle de honor hechos por el personal de la salud.
Víctor Julio luchó contra el COVID-19 hasta el último minuto. En su batalla salvó pacientes contagiados con esa enfermedad, pero se contagió.
“Un ángel en la tierra, dispuesto siempre a ayudar a los demás, sin esperar nada a cambio, un excelente médico, un excelente amigo, un excelente papá; eso era él, un ángel en la tierra”, dijo Aidy Virguez, su esposa.
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El hijo de este médico le hizo un llamado a la ciudadanía para que respete las normas de autocuidado y que la historia de su padre no se siga repitiendo.
“Me gustaría que la gente tomara conciencia porque tiene que cuidarse, porque personas como mi padre están poniendo el pecho por personas irresponsables y no debería ser así”, manifestó Víctor Dimaté Virguez.
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El director médico de la clínica donde falleció Víctor Julio lo recuerda con cariño y admiración.
“Una persona íntegra, duramos trabajando con él unos 23 años, en diferentes instituciones de salud, con un gran aporte tanto a la ciudad de Girardot como a todos los pacientes del alto Magdalena”, aseguró Carlos Manuel Olarte.
El gobernador de Cundinamarca dijo que brindará todo el apoyo a Girardot durante estos momentos difíciles.
“Ampliaremos las camas de UCI en Girardot, dispondremos toda la red de Cundinamarca de servicios de los casos que necesite la ciudad, pero el verdadero cuidado y la verdadera solución está en manos de cada uno de los habitantes de la ciudad y de quienes la visitan”, señaló Nicolás García.
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El médico Víctor Julio Dimaté deja tres hijos, entre ellos un niño de solo dos años.