La tragedia desatada la noche del 7 de febrero de 2003 no tuvo en cuenta estrato y sembró dolor por igual en todos los sectores de la sociedad colombiana.
Bertha Lucía Fríes, socia del club y víctima de la explosión, no solo reconstruyó lo ocurrido. Además, se convirtió en investigadora de los hechos.
“Nunca escuché el sonido de la bomba, lo que hice fue mirar a la derecha y vi una luna maravillosa. Una luz que, dicen, es el túnel de la muerte. Se me quedó la oscuridad, el ruido del silencio inicial”, relató la sobreviviente que en un abrir y cerrar de ojos resultó tirada en el piso con una pared sobre su cuerpo.
El grupo de rescate logró, de forma titánica, romper la mole de cemento que la aprisionaba. Su cuerpo quedó fracturado en mil partes, pero más que sus huesos, su vida se rompió por completo.
Bertha Lucía salió del país, los médicos sanaron su cuerpo y el tiempo sanó su alma. Luego, regresó para entender a fondo que pasó esa noche.
Entender la irracionalidad de sus verdugos, dice ella, fue su camino de sanación. Pasados 15 años tiene su propio balance:
“Hay una verdad que nos tiene que contar no solamente las FARC. Ante el Estado hay una demanda penal donde ya apareció esa información detallada, donde ellos son responsables, los paramilitares. Ya me he reunido con ellos y quedaron en contar qué se gestaba en el club. A las 198 víctimas y 36 muertos, a nosotros, no nos invitaron a esta guerra y nos tienen que contar y nos tiene que reparar”, sostiene Fríes.
“Le pregunto a los paramilitares, ¿ustedes estaban allá?, ¿Mancuso durmió allá?, le pregunto al club El Nogal, ¿ustedes por qué dejaron entrar a Fredy Arellán, lo volvieron socio y él nos puso la bomba?, ¿por qué no nos dieron la seguridad del caso? Les preguntaría a los que abrieron la puerta, a varios, ¿por qué había socios del cartel de Cali, del cartel del ‘Mexicano’ allá?, ¿cómo entran esas personas? ¡Oiga!, juntas directivas, ¿porque dejaron colar esta gente?”, añade.
Bertha Cecilia no va a parar mientras viva y se reafirma en su posición.
Más caras de la tragedia
La tragedia del atentado terrorista al club El Nogal tiene también otros rostros: el de los empleados. Una trabajadora, María Leonor Díaz, narró su experiencia y reclamó por el olvido del Estado.
Ella trabajaba como cocinera en el quinto piso, nivel que se partió en dos por el impacto de la detonación.
“En ese momento echaron un pescado y yo me agaché a cogerlo, di unos cinco pasos y ahí ya no recuerdo más”, cuenta.
En una fracción de segundos, María Leonor vio la forma en que el suelo se tragaba a sus compañeros.
“Ellos cayeron al tercer piso. Yo solo vi el fogonazo y ya me desperté dentro de los escombros”, refirió.
La fuerza de la onda expansiva dio contra su cuerpo y ella cayó desplomada sobre un trozo de piso.
“Javier, mi compañero, gritaba y me pedía que lo ayudara, que se estaba quemando. Él cayó entre el baño María y rebotó a la freidora. Recuerdo a mi otro compañero que gritaba ‘Leo, Leo, dónde está, ayúdenos’”, recordó Díaz.
Conozca la versión que las FARC dan del acto terrorista:
“La guerra, con lo cruel que es, debe tener principios”: Carlos...
Updated: febrero 07, 2018 11:16 p. m.