En los últimos 20 años es uno de los destinos más cotizados lejos de las playas. Solo el Parque del Café recibe un millón de turistas al año.
Varios factores han contribuido al desarrollo del Eje Cafetero, especialmente el departamento del Quindío, empezando por la amabilidad de la gente y un clima medio, favorable a los cafetales y a una frondosa vegetación.
“Arrancamos en el año 91 con dos fincas y 315 turistas al año, hoy en día son más de mil alojamientos rurales y más de un millón de turistas. Es la más grande oferta rural concentrada en un espacio en toda Latinoamérica”, comentó Luis Fernando Ramírez, pionero de turismo rural en Colombia.
La más antigua de las atracciones turísticas en esta región es el Parque Nacional del Café, a 12 kilómetros de Armenia, inaugurado por la Federación de Cafeteros en 1995.
El parque de 100 hectáreas es visitado cada año por un millón de turistas que encuentran atracciones de todas las edades, empezando por la montaña rusa, la más alta del país.
Otro parque temático es el de Panaca, el Parque Nacional de la Cultura Agropecuaria, que acaba de cumplir 20 años de existencia. Es el primero y más grande parque agropecuario de Latinoamérica.
Panaca tiene, en 45 hectáreas, amplias zonas de interacción con más de 4.500 animales. Este año se piensa llegar al récord de 40 mil visitantes.
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Filandia y Salento
Estos dos pueblos, no tan conocidos hace 20 años, atraen hoy visitantes de todo el mundo.
“Hay fines de semana donde recibimos entre 4.000 y 8.000 visitantes solo un domingo, dependiendo la temporada”, manifestó Luz Ángela Salazar, coordinadora de turismo de Filandia.
En Filandia, el precio de las casas se disparó desde 2015. Sobre la plaza principal, la que valía 300 millones hace cinco años, hoy vale 1.500 millones. De dos hoteles pasó a tener 74.
Su mayor atractivo es el mirador, que en 2012 produjo ingresos por 32 millones de pesos, en 2018, 600 millones y en 2019, hasta noviembre, superó los mil millones.
A 30 minutos está Salento, el municipio más antiguo del Quindío y conocido como una de las cunas del árbol nacional de la palma de cera.
“Normalmente un domingo vienen entre 1.500 - 2.000 personas, esto solo en temporada baja porque en temporada alta aumenta. Por ejemplo, en un día festivo llegan 25 o 30.000 personas”, señaló Sebastián Mauricio Rodríguez, coordinador de turismo de Salento.
Cerca de Salento se encuentra el Valle del Cocora, donde se puede admirar la palma de cera, que está amenazada y en peligro de extinción por su largo y difícil proceso de reproducción.
La palma de cera atrae miles de turistas a Salento, donde el número de hoteles pasó de 12 a 172 en la actualidad.
Para quienes buscan actividades extremas, un buen plan empieza en Puerto Alejandría, Quimbaya, sobre el río La Vieja. Allí se pueden hacer recorridos en balsas de guadua a través de 12 kilómetros en medio de paisajes sorprendentes.
Mientras que para aquellos que buscan calma y tranquilidad, el lugar ideal es el Jardín Botánico del Quindío.
La diversidad de ofertas de ecoturismo sostenible le está forjando un futuro promisorio e inesperado a este departamento.
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