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La desaparición de Alexis Delgado, un niño de tan solo 2 años, estremeció al municipio de San Cayetano, Cundinamarca, en octubre de 2024. Lo que comenzó como una incansable búsqueda por encontrarlo, terminó revelando uno de los crímenes más atroces perpetrados por un integrante de su propia familia. El Rastro conoció los escalofriantes detalles de un caso que dejó profundamente consternados a sus seres queridos y a toda la comunidad.
Según sus familiares, Alexis era un niño alegre, inquieto y sonriente. Los habitantes de la vereda Los Ríos, donde vivía, recuerdan que casi siempre estaba acompañado por su tía, Yeimy Katerin Ramírez, y la pareja de esta, Carlos Herrán Rodríguez, de 26 años.
No obstante, el 18 de octubre de ese año, la tranquilidad de la vereda se vio interrumpida por la extraña desaparición del menor en la finca donde vivía con sus tíos, quienes tenían su custodia desde que él tenía ocho meses de nacido.
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Luz Angélica Ramírez, de 28 años y madre del menor, había perdido la custodia de su hijo debido a problemas de drogadicción y a una difícil situación económica. Por esa razón, la Comisaría de Familia de Tocancipá otorgó el cuidado del niño a su tía; sin embargo, como ella era menor de edad, la custodia quedó a nombre de su compañero sentimental, Carlos Herrán.
“El niño venía con unos problemas disfuncionales en su hogar. Estuvo en compañía de su madre biológica hasta los 8 meses, pero a partir de eso, tuvo que ser rescatado por la Comisaría de Familia”, reveló el intendente Wilson Cárdenas, encargado de la investigación.
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Tras ese momento, la madre de Alexis afirmó que perder la custodia del pequeño la devastó. “Yo quedé mal y ahí sí fue cuando de verdad caí a la drogadicción”, confesó Angélica, recordando uno de los momentos más oscuros de su vida.
A pesar de ello, el vínculo con su hijo no se había roto por completo, pues la mujer solía llamar constantemente a su hermana para pedir noticias e, incluso, le manifestó en varias ocasiones su deseo de recuperar la custodia. “Según lo que nos informaba la hermana, Yeimy Katerin, Angélica venía insistiendo, llamando de forma amenazante. Decía: ‘¿Dónde está mi hijo? Se los voy a quitar’”, mencionó el investigador del caso.
Tanto las autoridades como los familiares y vecinos recorrieron las zonas boscosas, quebradas y cualquier rincón en busca del menor. A medida que pasaban las horas, la incertidumbre de la familia crecía. En un principio se creyó que el niño se había extraviado, pero pronto la hipótesis de un presunto secuestro comenzó a tomar fuerza.
La primera sospechosa para las autoridades era la madre del niño, pues quería recuperar su custodia. Sin embargo, la madre de Angélica, Eva Yaneth Ramírez, negó rotundamente la implicación de su hija en la desaparición de su nieto Alexis. “Ella no se va a robar al bebé. Ella quería trabajar, ahorrar plática y recuperar a su hijo, porque ese era su pensado. Ella estaba muy juiciosa”, afirmó Eva.
Mientras la Policía interrogaba a Carlos Herrán, la última persona que estuvo con el niño, ya que la tía del menor había salido muy temprano de la casa el día de la desaparición, este aseguró que había salido a hacer labores de ordeño mientras el pequeño se quedó durmiendo. Sin embargo, su versión comenzó a generar dudas, pues testigos afirmaron que esa noche estaba en una tienda bebiendo licor, cuando el niño ya había desaparecido.
48 horas después de la desaparición y ante la presión de las autoridades, Carlos Herrán cambio su versión de los hechos y aseguró que el niño se había caído accidentalmente de un caballo, el cual, según él, le propinó una patada. “Dijo que él no había podido llevar al niño al hospital porque el caballo se había dado a la huida, que le dio mucho miedo y que él prefirió dejar al niño ahí, acostadito, limpiarle la sangre y ya esperar”, dijo el intendente Cárdenas.
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El tío político confesó que había dejado el cuerpo del pequeño en una cueva ubicada en la cima de una montaña. Las autoridades se dirigieron al lugar y hallaron el cuerpo de Alexis con graves signos de violencia: presentaba hematomas en el rostro y en diferentes partes del cuerpo.
La necropsia de Medicina Legal descartó por completo que se hubiera tratado de un accidente, pues los hallazgos fueron devastadores: Alexis había sido víctima de abuso sexual y tortura. “El niño sufrió tortura, abuso sexual, e inclusive en uno de los golpes de la tortura se produjo su muerte”, reveló el investigador.
Además, tras el allanamiento de la vivienda, se determinó que el crimen ocurrió el mismo 18 de octubre, en la habitación donde el menor dormía. Las pruebas forenses hallaron rastros de sangre y otros fluidos en varias superficies, confirmando la brutalidad del hecho.
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El 24 de octubre de 2024, la Policía capturó a Carlos Steven Herrán por los delitos de homicidio agravado, acceso carnal violento y tortura agravada con menor de 14 años. En una de las audiencias preliminares pidió perdón, aunque en un principio no aceptó los cargos.
La justicia le impuso una condena de 56 años y 6 meses de prisión, una de las penas más altas en Colombia por este tipo de delitos. Actualmente, cumple su sentencia en la cárcel de máxima seguridad de El Barne, en Boyacá.
El equipo de El Rastro le solicitó una entrevista a Carlos Herrán para conocer su versión, pero él se negó rotundamente. También intentaron hablar con Yeimy Katerine Ramírez, tía del menor, pero no fue posible concretar el encuentro. La mujer, sin embargo, no fue investigada ni señalada por este hecho.
La Personería de Tocancipá adelanta actualmente una investigación contra los funcionarios de la Comisaría de Familia que tomaron la decisión de entregar la custodia del menor a Carlos Herrán, por ser la pareja de la tía del niño.
Más allá de la condena, persisten las preguntas sobre cómo el sistema de protección infantil falló. El personero municipal, Juan Sebastián Segovia, fue enfático: “Hay que entrar a revisar qué visitas hizo la Comisaría de Familia a este hogar, qué visitas se solicitaron en San Cayetano y por qué estas visitas no detectaron el potencial error que se estaba cometiendo al dejar el niño en manos de un asesino... Permitió que lo terminaran asesinando después de muchos meses de sufrimiento y maltrato. Aquí hay que decirlo, el Estado le falló”.
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Para Luz Angélica, la madre del niño, la herida es irreversible: “Me quitaron el derecho de ser la mejor mamá del mundo. Sus risas cuando él me abrazaba, cuando él me besaba... Es terrible, eso solo lo hace un psicópata. Un monstruo”.