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Durante noviembre de 2025, el cielo nocturno ofrecerá una serie de eventos astronómicos que entusiasmarán a quienes disfruen de observar el firmamento. Este mes reunirá varios momentos relevantes: la máxima visibilidad de Mercurio, tres lluvias de meteoros consecutivas, una superluna, una micro luna nueva y la reaparición de las constelaciones características del invierno boreal y del verano austral.
El primer evento astronómico del mes tiene como protagonista a Mercurio, el planeta más cercano al Sol. Habitualmente resulta difícil de observar, pues su órbita lo mantiene próximo al resplandor solar y solo se deja ver durante cortos intervalos, cerca del amanecer o el atardecer. Sin embargo, durante las primeras noches de noviembre, el planeta alcanzará su mayor elevación en el cielo, ofreciendo una de las mejores oportunidades anuales para divisarlo sin instrumentos ópticos.
La visibilidad dependerá de la latitud del observador: en regiones próximas al ecuador, Mercurio se apreciará más alto sobre el horizonte occidental después del ocaso; en cambio, en latitudes altas podría pasar inadvertido. Un cielo despejado y un horizonte sin obstáculos aumentarán las posibilidades de distinguir su brillo.
La primera lluvia de meteoros del mes será la de las Táuridas del Sur, que tendrá su punto máximo entre el 4 y el 5 de noviembre. Aunque no se caracteriza por una alta frecuencia (en promedio, unos cinco meteoros por hora), este año se espera una mayor actividad de bolas de fuego, es decir, meteoros de gran luminosidad que pueden superar el brillo del planeta Venus.
El fenómeno proviene del polvo y los fragmentos del cometa Encke, cuyos restos se dispersan a lo largo de la órbita terrestre. Si bien se trata de una lluvia moderada, su ritmo lento y la posibilidad de meteoros muy brillantes la convierten en un espectáculo interesante para observar desde lugares alejados de la contaminación lumínica.
Coincidiendo con las Táuridas del Sur, la Luna alcanzará su fase llena el 5 de noviembre a las 13:19 UTC. Conocida tradicionalmente como la "luna de los castores", este nombre procede de antiguas costumbres norteamericanas relacionadas con la preparación de las presas de estos animales antes del invierno y con la temporada de caza de sus pieles.
En esta ocasión, la Luna se encontrará en el punto más cercano a la Tierra en su órbita, lo que la convertirá en una superluna. Será la más grande y luminosa del año, visible durante las noches del 4 y 5 de noviembre. A simple vista se notará ligeramente más grande de lo habitual, una diferencia sutil pero perceptible bajo cielos despejados.
La noche del 6 de noviembre, la Luna pasará muy cerca del cúmulo estelar de las Pléyades (Messier 45), uno de los grupos de estrellas más reconocibles del cielo. La separación entre ambos será de menos de un grado, unos 49 minutos de arco, lo que permitirá verlos en la misma región del firmamento.
Las Pléyades, conocidas también como "Las Siete Hermanas", están formadas por más de un millar de estrellas jóvenes y brillantes, aunque solo seis suelen ser visibles sin ayuda óptica. Su cercanía a la Luna esa noche ofrecerá una oportunidad ideal para quienes deseen practicar la observación astronómica básica.
La segunda lluvia de meteoros del mes, las Táuridas del Norte, alcanzará su máximo entre el 11 y el 12 de noviembre. Al igual que su contraparte del sur, esta corriente proviene de los restos del cometa Encke. En años como 2025, ambas lluvias coinciden en el tiempo, lo que incrementa las probabilidades de presenciar meteoros brillantes o bolas de fuego.
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Aunque la tasa de meteoros no supera las cinco por hora en condiciones normales, el fenómeno suele destacar por la intensidad del brillo y el movimiento lento de los meteoros, lo que facilita su observación a simple vista.
Entre las noches del 17 y 18 de noviembre se producirá el pico de las Leónidas, una de las lluvias de meteoros más conocidas y estudiadas. La Tierra atravesará la nube de partículas dejada por el cometa Tempel-Tuttle, generando destellos rápidos y luminosos. Este año, la fase lunar favorecerá la observación, ya que la Luna estará menguante y solo iluminada en un 9%, proporcionando un cielo más oscuro.
Aunque las Leónidas han sido responsables de espectaculares tormentas de meteoros en el pasado, en 2025 se espera una actividad más moderada, con un promedio de 10 a 15 meteoros por hora bajo condiciones ideales.
La fase de luna nueva del 20 de noviembre ocurrirá cuando el satélite esté en su punto más alejado de la Tierra, el apogeo. Por esta razón se le denomina una micro luna nueva. Al encontrarse entre el Sol y la Tierra, la cara visible de la Luna permanecerá completamente oscura, invisible desde la superficie terrestre.
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Aunque el fenómeno en sí no es observable, la ausencia de luz lunar ofrecerá una excelente oportunidad para contemplar objetos débiles del cielo profundo, como nebulosas, cúmulos o galaxias, especialmente desde zonas rurales o con poca contaminación lumínica.
El 21 de noviembre, el planeta Urano se encontrará en oposición al Sol, es decir, en el punto opuesto en el cielo terrestre respecto al astro rey. Este alineamiento hace que el planeta se vea más brillante y permanezca visible durante toda la noche.
Urano alcanzará una magnitud aproximada de +5,6, lo que lo hace detectable con prismáticos desde la constelación de Aries. A través de un telescopio se distinguirá como un pequeño disco azulado, una imagen modesta, pero representativa del planeta más distante que puede observarse con equipos básicos.
Hacia finales de mes, el cúmulo abierto de las Híades dominará el cielo nocturno. Situado en la constelación de Tauro, a unos 150 años luz de distancia, este grupo de estrellas forma una característica figura en forma de "V", que representa el rostro del toro. Durante las noches cercanas al 27 de noviembre, el cúmulo alcanzará su máxima altura cerca de la medianoche, siendo fácilmente visible a simple vista.
Con el avance del mes, el cielo del hemisferio norte mostrará el regreso de las constelaciones más representativas del invierno: Orión, Tauro, Géminis y Can Mayor, entre otras. En el hemisferio sur, será el anuncio del verano, con la aparición de figuras como Sagitario y Escorpio despidiéndose del horizonte.
Orión, con su característico cinturón de tres estrellas, servirá como referencia para identificar a Tauro, donde se ubican las Híades y las Pléyades, protagonistas de varios de los eventos del mes.
VALENTINA GÓMEZ GÓMEZ
NOTICIAS CARACOL
vgomezgo@caracoltv.com.co