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Frenar un carro durante la lluvia puede ser una tarea desafiante y peligrosa si no se toman las precauciones adecuadas. El agua reduce la fricción entre los neumáticos y la carretera, lo que puede llevar a situaciones de pérdida de control del vehículo.
Antes de abordar las técnicas de frenado, es crucial asegurarse de que los neumáticos del vehículo estén en buen estado. Las llantas desgastadas o con baja presión de aire pueden aumentar significativamente el riesgo de aquaplaning.
El aquaplaning, también conocido como hidroplaneo, es un fenómeno que ocurre cuando una capa de agua se interpone entre las llantas de un vehículo y la superficie de la carretera. Esto provoca una pérdida de tracción y control del automóvil, ya que los neumáticos no pueden evacuar toda el agua del asfalto.
Cuando un vehículo entra en aquaplaning, el conductor puede experimentar una sensación de flotabilidad y pérdida de control. Esto puede llevar a situaciones peligrosas, especialmente a altas velocidades, donde el carro puede patinar sin control hasta que las ruedas vuelvan a hacer contacto con la carretera.
Por tal razón, es importante que verifique regularmente la profundidad de la banda de rodadura y la presión de las llantas.
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La profundidad mínima recomendada de la banda de rodadura es de 1.6 mm, pero es aconsejable reemplazar los neumáticos antes de que alcancen este límite.
Sin embargo, mantener una distancia de seguridad adecuada con el vehículo de adelante es vital en condiciones de lluvia. La distancia de frenado aumenta en superficies mojadas, por lo que es importante dejar suficiente espacio para reaccionar ante cualquier situación inesperada. Una buena regla general es duplicar la distancia de seguimiento en comparación con la conducción en condiciones secas.