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Vínculo entre niños y animales va más allá del capricho de tener una mascota

Los beneficios que aportan son innumerables, pero en los más pequeños juegan un rol fundamental. Vea lo que dicen los expertos.

El vínculo entre los niños y las mascotas trae beneficios en el desarrollo intelectual y físico de los más pequeños.

A esa conclusión llegan expertos que consideran que la presencia de los animales en las casas no solo mejora la calidad de vida, también aumenta la longevidad, preserva el equilibrio físico y mental, facilita la recreación, reduce el estrés y disminuye el índice de depresión en general.

“Fortalece el desarrollo físico, las habilidades sociales, la inteligencia emocional, los diferentes procesos cognitivos como son el lenguaje, la atención, la memoria y el funcionamiento ejecutivo. El niño es más creativo: imagina, investiga, es decir que su proceso de aprendizaje es mucho más significativo y es mucho más fuerte”, explica la neuropsicóloga Paola Forero.

Tener un animal doméstico en casa contribuye en el desarrollo educativo y social de los niños. Les ayuda a asumir responsabilidades, pues asocian la tenencia de una mascota con palabras como cuidar, proteger, alimentar, jugar, limpiar, tareas que pueden asumir desde muy pequeños.

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Los animales de compañía además alimentan la autoestima.

“Cuando convivimos con una mascota y esta nos espera en casa, nos recibe con cariño, con alegría, con emoción, automáticamente nos sentimos valorados y esto hace que se incremente nuestro proceso de autoestima, seguridad y autoconfianza”, añade Forero.

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Los animales desarrollan en los humanos la capacidad de cuidar de alguien, fomentan sentimientos y valores como la compasión y la empatía, importantes para mantener relaciones interpersonales positivas.

“Desarrollamos diferentes valores dentro de los cuales se encuentra el amor al prójimo, el respeto por la naturaleza y la vida de los animales, somos mucho más generosos y estamos más preocupados por mostrar más atención a las emociones y el comportamiento de los demás”, manifiesta la experta.

Y en los más pequeños, “permite que el niño comprenda que puede expresar su cariño y su afecto a través de sus cuidados y no solamente a través de las palabras”, según Forero.

Además, en sus organismos también tiene un impacto positivo.

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“Cuando salen al exterior y regresan nuestros animalitos traen en su pelaje diferentes microorganismos y bacterias que llegan a nuestro hogar, la constante exposición de estos microorganismos genera que el sistema inmunológico de nuestros niños vaya madurando y fortaleciéndose”, dice Forero.

Los beneficios que traen estos seres de cuatro patas en el hogar se extienden a toda la familia: la disminución del cortisol en la sangre, que es la hormona del estrés, permite que nuestro cuerpo y mente se sienta mejor y en los adultos mayores se convierte en incentivo y compañía.

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