“A veces, la vida nos pega en la cabeza con un ladrillo, pero no hay que perder la fe”, una frase de Steve Jobs que parece resumir la existencia de Rubio, un perro callejero que se enamoró perdidamente de una azafata alemana, al punto de esperarla durante seis meses en el mismo lugar para verla de nuevo.
Rubio, que vagaba por las calles de Buenos Aires (Argentina), se encontró por casualidad con la auxiliar de vuelo Olivia Sievers, que lo acarició y le dio algo de comer. Después de eso, el animal no quiso separarse de ella.
La azafata de Lufthansa siempre se hospedaba en el mismo hotel cada vez que su vuelo coincidía con una parada en la capital argentina. Y Rubio, en la entrada principal, estuvo siempre ahí para saludarla.
Conmovida por la persistencia del animal, Olivia decidió hacer los trámites de adopción.
Hoy, comparte a través de Facebook los mejores momentos con Rubio, que ha visto compensada su lealtad. Este perrito criollo vive ahora en Alemania a cuerpo de rey.