
Un grupo de científicos de la Universidad de Pekín y la Universidad del Sur de California reveló que el núcleo interno de la Tierra, una esfera sólida compuesta principalmente de hierro y níquel, podría estar experimentando un cambio significativo en su comportamiento rotacional: el estudio, basado en el análisis de ondas sísmicas de más de 140 pares de terremotos registrados entre 1991 y 2023, plantea que este núcleo ha entrado en una fase de rotación inversa, un fenómeno que es inusual y que puede repetirse cada ciertas décadas.
Este núcleo sólido se encuentra suspendido dentro de una capa líquida conocida como núcleo externo, y ambos interactúan mediante mecanismos complejos que incluyen el campo magnético terrestre, la convección térmica y la influencia gravitacional del manto terrestre. Según los autores del estudio, publicado en la revista Nature, el núcleo interno estuvo rotando más rápido que la superficie terrestre hasta principios del siglo XXI, pero luego su velocidad comenzó a disminuir. Entre 2008 y 2023, habría pasado por una fase de desaceleración hasta alcanzar un punto de detención, y más recientemente, habría comenzado a girar en la dirección opuesta.
¿Por qué el núcleo interno de la Tierra cambia su dirección?
La investigación utilizó datos de ondas sísmicas PKIKP, que atraviesan el núcleo interno: al analizar las trayectorias y las variaciones en la forma de las ondas de terremotos repetidos, los investigadores lograron identificar patrones de cambio que indican una inversión en el movimiento de este núcleo. En algunos casos, los sismogramas más recientes replican exactamente las formas de onda de eventos registrados décadas atrás, lo que sugiere que el núcleo ha vuelto a una posición similar respecto al manto terrestre.
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Este hallazgo, según el estudio, apoya la hipótesis de que el núcleo interno experimenta un movimiento oscilatorio, con ciclos que podrían repetirse cada 60 a 70 años. La última inversión de este tipo se habría producido en la década de 1970, lo que coincide con las proyecciones del modelo desarrollado a partir de los datos sísmicos.
¿Qué implicaciones tiene este fenómeno?
Aunque no se trata de un evento que pueda percibirse de forma inmediata por la población, la rotación del núcleo interno está estrechamente vinculada a fenómenos que sí afectan la vida en la superficie y uno de los más relevantes es el campo magnético terrestre. Este campo actúa como un escudo natural frente a la radiación solar y cósmica, además de ser clave para el funcionamiento de sistemas de navegación y telecomunicaciones. Cualquier alteración en su estabilidad podría generar perturbaciones en estos sistemas.
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Además, los investigadores no descartan que los cambios en la dinámica del núcleo puedan tener influencia en la actividad sísmica y volcánica. La relación entre el núcleo interno, el núcleo externo y el manto genera tensiones que pueden modificar la manera en que se comportan las placas tectónicas. Si bien no se ha demostrado un vínculo directo, los científicos consideran que este aspecto merece una atención especial en estudios futuros. Otro punto de interés es la duración del día terrestre: aunque los cambios serían mínimos, de apenas unos milisegundos, una variación en la velocidad de rotación del núcleo podría afectar ligeramente el tiempo que tarda la Tierra en dar una vuelta completa sobre su eje. Este tipo de fluctuaciones pueden influir, a largo plazo, en los patrones climáticos globales, como la distribución de las precipitaciones o la circulación atmosférica.
¿Cómo encontraron este cambio en la rotación de la Tierra?
Para llevar a cabo este estudio, los científicos recurrieron a una técnica conocida como análisis de terremotos repetitivos o "multipletes". Se trata de eventos sísmicos registrados en la misma región, con características similares y trayectorias comparables. En este caso, se analizaron terremotos originados en las Islas Sandwich del Sur y registrados por redes sísmicas en América del Norte, en particular por los arreglos sísmicos ILAR (en Alaska) y YKA (en Canadá).
Los cambios en la forma de las ondas PKIKP observados en esos registros revelaron que el núcleo interno ha pasado por diferentes fases: primero una rotación acelerada (superrotación), luego una desaceleración, y finalmente una inversión en la dirección de su movimiento. Los investigadores destacan que estos datos ofrecen una oportunidad única para comprender mejor cómo interactúan las capas profundas del planeta y cómo podrían estar relacionadas con fenómenos en la superficie.
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La comunidad científica continuará recolectando y analizando datos sísmicos para confirmar si el núcleo sigue girando en sentido inverso y por cuánto tiempo lo hará. Los modelos actuales deberán ser ajustados para incorporar esta dinámica oscilatoria del núcleo interno, lo cual podría cambiar la forma en que se estudian la geodinámica terrestre, la evolución del campo magnético y los procesos sísmicos.
VALENTINA GÓMEZ GÓMEZ
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