Dron captó la escena en Nueva Gales del Sur, Australia. Se ve claramente al animal que se acerca a la orilla, quizás intrigado por el movimiento.
Los expertos aseguran que los tiburones blancos, uno de los mayores depredadores de los océanos, no tienen como instinto atacar al ser humano.
De hecho, en este caso, el escualo se dirige hacia ellos y de repente cambia la dirección.
Ni los niños ni sus padres advierten la presencia del tiburón blanco.
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