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Estos dos países están a 4 km, pero con 23 horas de diferencia: cruzar toma solo 60 minutos

Para algunos, el recorrido en la frontera de estos dos países es como viajar del presente al futuro, o del futuro al pasado, dependiendo de la dirección.

Islas Diomedes, separadas 4 km, pero con diferencia de casi un día
Islas Diomedes, separadas 4 km, pero con diferencia de casi un día -
Tax Collector Google Maps

En la geografía mundial, existen lugares donde las fronteras no solo separan territorios, sino que también desafían la lógica del tiempo. Entre dos potencias globales —Estados Unidos y Rusiase encuentra uno de los puntos más curiosos del planeta: una región donde la distancia física es mínima, pero la diferencia temporal alcanza casi un día completo. Apenas cuatro kilómetros de agua separan estos dos países en este rincón remoto del hemisferio norte, pero cruzar de uno a otro implica atravesar 23 horas en el tiempo.

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Este fenómeno, que parece sacado de una paradoja científica, no ocurre en una metrópoli ni en una zona densamente poblada, sino en un entorno natural extremo, marcado por el hielo, el viento y la soledad. Lo más sorprendente es que el trayecto entre ambos puntos puede realizarse en tan solo 60 minutos, lo que convierte esta travesía en una experiencia inusual: un viaje breve que transporta al viajero del presente al futuro, o del futuro al pasado, dependiendo de la dirección.

Islas Diomedes, un lugar con casi un día de diferencia, pero separadas solo por 4 km

El fenómeno descrito ocurre en el estrecho de Bering, una franja marítima que conecta el océano Pacífico con el Ártico y que separa el continente asiático del norteamericano. En este punto se encuentran dos pequeñas islas: una bajo jurisdicción rusa y otra perteneciente a Estados Unidos. La isla rusa, conocida como Diomedes Mayor (Ratmanov), está deshabitada; mientras que la estadounidense, Diomedes Menor (Little Diomede), alberga una pequeña comunidad de aproximadamente 80 habitantes, en su mayoría indígenas inupiat.

Ambas islas en estos países están rodeadas por un entorno inhóspito, caracterizado por temperaturas extremas, hielo marino persistente y una biodiversidad adaptada a condiciones severas. La vida en Little Diomede es austera y profundamente conectada con las tradiciones ancestrales, incluyendo la caza de focas, la pesca y la recolección de alimentos en condiciones climáticas extremas.

La línea internacional de cambio de fecha

El elemento más sorprendente de esta división no es únicamente la proximidad física entre las islas, sino la diferencia temporal que las separa. Entre ellas pasa la línea internacional de cambio de fecha (International Date Line), una convención geográfica que determina el punto en el planeta donde comienza un nuevo día. Esta línea, aunque imaginaria, tiene implicaciones reales en la vida cotidiana de quienes habitan cerca de ella.

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La línea internacional de cambio de fecha fue establecida para facilitar la coherencia en los calendarios y horarios a nivel global. Al cruzarla de oeste a este, se retrocede un día; al hacerlo en sentido contrario, se avanza. En el caso de las Islas Diomedes, esto significa que Diomedes Mayor (Rusia) está casi un día completo por delante de Diomedes Menor (Estados Unidos). En términos prácticos, cuando en Little Diomede son las 9:00 a.m. del lunes, en Ratmanov ya son las 8:00 a.m. del martes.

Este fenómeno ha llevado a que las islas sean conocidas como el “mañana” y el “ayer”, respectivamente. Desde Little Diomede, se puede mirar hacia Diomedes Mayor y literalmente ver el día siguiente. Esta paradoja temporal ha capturado la imaginación de geógrafos, historiadores y curiosos de todo el mundo.

Un cruce que toma solo 60 minutos

A pesar de la diferencia horaria de casi un día, el trayecto físico entre las islas es breve. En condiciones climáticas favorables, el cruce puede realizarse en menos de una hora. Durante el invierno, cuando el estrecho se congela, es posible caminar o utilizar vehículos especiales sobre el hielo. En verano, el cruce se puede realizar en embarcaciones pequeñas, aunque las corrientes marinas y el clima impredecible pueden dificultar el viaje.

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La existencia de estas dos islas tan cercanas, pero tan distintas en términos políticos y temporales es también un reflejo de las tensiones históricas entre Rusia y Estados Unidos. Durante la Guerra Fría, el estrecho de Bering fue una zona de alta sensibilidad estratégica. Las Islas Diomedes se convirtieron en un símbolo de la división ideológica entre el bloque occidental y el oriental. Aunque no hubo enfrentamientos directos en esta región, la vigilancia y el control fronterizo fueron intensos.

En la actualidad, la relación entre las dos islas sigue siendo limitada. No existen vuelos comerciales ni rutas marítimas regulares entre ellas. El cruce entre las islas, aunque físicamente posible en aproximadamente 60 minutos en bote o incluso caminando sobre el hielo en invierno, está restringido por regulaciones fronterizas estrictas. Los habitantes de Little Diomede no pueden visitar Diomedes Mayor sin permisos especiales, y viceversa.

Este aislamiento ha contribuido a preservar las culturas locales, especialmente en la isla estadounidense, donde las tradiciones indígenas siguen siendo parte fundamental de la vida diaria. Sin embargo, también ha limitado el desarrollo económico y el acceso a servicios modernos, lo que plantea desafíos para las comunidades locales.

Las Islas Diomedes han despertado el interés de exploradores, científicos y turistas aventureros. Aunque el acceso es limitado, algunos investigadores han logrado visitar la región para estudiar su geografía, ecología y dinámica social. La fauna local incluye osos polares, focas, aves marinas y especies adaptadas al clima ártico. Además, el entorno ofrece oportunidades únicas para el estudio del cambio climático, debido a su sensibilidad a las variaciones de temperatura y hielo marino.

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ÁNGELA URREA PARRA
NOTICIAS CARACOL

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