La ardilla cayó en una piscina inflable en una casa de Lumberton, Texas.
Una mujer se dio cuenta y llamó a su hija, que, dijo, es amante de los animales.
La joven quiso que el roedor usara la silla para sostenerse y así salir del agua, pero cuando lo logró, en vez de irse se abalanzó sobre su salvadora y la atacó, cayendo sin remedio otra vez al agua y quedando otra vez en peligro.
Con rasguños, la mujer no se rindió y volvió intentar salvar al desagradecido animal, esta vez con éxito.
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