Cuando el delincuente de 20 años se sintió rodeado por la Policía, pidió que llamaran a su progenitora, quien no dudó en darle un sermón con golpes incluidos.
Al menos unos cincuenta agentes de la Policía de Perú atendieron el llamado de una situación de robo, protagonizada por el joven: hurtó el aparato, corrió hasta el cansancio y se refugió en su casa.
Se sintió acorralado, así que afirmó que se entregaría con la única condición de que su mamá estuviera presente en la escena.
Fue conducido a una estación de policía, donde su mamá descargó toda la furia con golpes y en presencia de las autoridades.
Este es el momento del regaño, registrado por el canal Latina Perú, de la Alianza Informativa Latinoamericana
¿Aprendería la lección?