La menor prefería orinarse encima que dejar de jugar. Una profesora se dio cuenta del problema tras ver que se quedaba dormida en clase.
Fortnite ha enganchado a jóvenes y adultos por igual. El shooter en tercera persona, que se descarga de forma gratuita, ha revolucionado el mundo de los videojuegos. Tan solo 9 meses después de su lanzamiento - vio la luz en septiembre de 2017- la plataforma tiene 40 millones de usuarios -casi la misma población total de Colombia-.
Uno de esos usuarios que estaba enganchado día y noche al exitoso juego de supervivencia era una pequeña inglesa de 9 años. Según sus padres, la menor se levantaba a medianoche, en secreto, para jugar. De igual manera, en sus largas partidas, prefería orinarse encima que dejar a un lado los controles e ir al baño.
Carol, mamá de la pequeña, relató al diario Mirror que en enero le habían comprado un Xbox One, pero que solo fue unos meses después que su hija comenzó a tener comportamientos extraños.
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Fue una profesora la que se dio cuenta de que algo raro pasaba con la niña. “Nos llamó a preguntarnos qué pasaba con nuestra hija que se quedaba dormida en clase y sus notas habían bajado considerablemente”, declaró la progenitora.
Pero al hablar con la menor, ella solo respondía con excusas y de forma agresiva. “Pensamos que era algo hormonal”, declararon los padres.
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Los progenitores solo se dieron cuenta de lo peligroso de la situación cuando llegaron los extractos de la tarjeta de crédito y había compras mensuales por 50 libras (aproximadamente 188.000 pesos colombianos) a Microsoft.
La menor les confesó que dichos gastos eran para comprar mejoras en Fortnite, el videojuego que jugaba todos los días.
Muy airados, le confiscaron la consola, pensando que era la solución más rápida y eficiente. Además, le impusieron un riguroso horario de juego: una hora en días de colegio y dos horas los fines de semana. Se equivocaron. “Ella se enloqueció y golpeó a mí esposo en la cara”, declaró Carol.
Un día, muy de madrugada, el papá se levantó para ir al baño y encontró a la pequeña jugando una batalla online sobre un cojín empapado en orines: “Encontré que su parte de atrás estaba toda irritada. Estaba tan enganchada en el juego que ni siquiera iba al baño”.
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Tras verse atrapada, la niña confesó todo: cada noche esperaba a que ellos se acostaran para levantarse a jugar, a veces, lo hacía hasta las 5 de la madrugada.
Los padres contactaron a un experto en adicciones llamado Steve Pope. Este comenzó a trabajar con la pequeña en psicoterapia.
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“Sé de niños brillantes que este verano han perdido sus exámenes finales por jugar Fortnite. Chicos que están robándole a sus padres y amigos para comprar mejoras en el juego, y que orinan en una botella para no tener que dejar de jugar”, declaró el experto al Sunday People.
“Nosotros no teníamos idea, cuando la dejamos jugar Fortnite, de su naturaleza adictiva o el impacto que tendría en su salud mental. Ella está en terapia para tratar su adicción luego de comenzar a tener comportamientos retraídos, agitados y perturbados luego de jugar por diez horas seguidas”, declaró Carol, madre de la pequeña adicta, al diario inglés Mirror.