
Se llama Candy, vive en Vietnam y ama las frutas, adicción que lo dejó envuelto en una mancha roja que parecía sangre y que hizo temer a sus dueños lo peor.
El pequeño corgi estaba boca arriba en el suelo sobre un charco que hacía pensar que estaba desangrándose.
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Pero más de cerca, y ya despierto, el perrito tenía en su cuerpo semillas y manchas de un festín que se dio con una pitaya roja.
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Los dueños de Candy subieron las curiosas fotos en redes y Facebook las puso dentro de sus restricciones como imágenes violentas, según reveló el medio Barking News.
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No es la primera vez que este perro se deja tentar por el dulce sabor de las frutas y así lo muestran algunos videos.
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