La duda entre "el calor" y "la calor" es un tema recurrente en el ámbito de la gramática española. Le explicamos cuál es la forma correcta de escribir y pronunciar esta palabra, según la Real Academia Española (RAE).
¿Qué dice la RAE sobre "el calor" y "la calor"?
Según el Diccionario Panhispánico de Dudas de la RAE, el sustantivo "calor" se considera masculino en la lengua general culta.
Esto significa que la forma correcta de escribirlo es "el calor", con artículo masculino. La RAE fundamenta esta norma en el origen etimológico del término, proveniente del latín "calor", que también era de género masculino.
El uso de "el calor" se ve respaldado por una amplia tradición literaria y académica, presente en obras de autores reconocidos como Miguel de Cervantes, José Martí y Gabriel García Márquez. Además, se encuentra avalado por gramáticas normativas y manuales de estilo de diversas instituciones lingüísticas.
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La calor: un uso popular arraigado
A pesar de la recomendación normativa de la RAE, la forma femenina "la calor" goza de un uso extendido en diversas regiones de España y América Latina, particularmente en zonas del sur y el Caribe.
Esta variante, considerada vulgar por la RAE, se ha arraigado en el habla popular y cotidiana de muchos hablantes.
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La preferencia por "la calor" se atribuye a diversos factores, como la influencia de lenguas indígenas en las que predomina el género femenino para este concepto, así como a la sonoridad y la familiaridad que la forma femenina aporta a la expresión. Además, algunos hablantes asocian el género femenino con un significado más intenso o extremo del calor.
Si bien la RAE reconoce la existencia del uso popular de "la calor", mantiene su recomendación de emplear la forma masculina "el calor" en contextos formales y académicos. Esta postura se basa en el criterio de la etimología y la tradición literaria, pilares fundamentales de la normativa lingüística.
No obstante, la RAE no descarta la posibilidad de que, con el paso del tiempo y la consolidación del uso popular, "la calor" pueda ser aceptada en la norma culta. La institución reconoce que la lengua está en constante cambio y que las normas lingüísticas se adaptan a las realidades del habla cotidiana.