Claribed Palacios trabajó desde muy pequeña como empleada doméstica con la promesa de que así podría estudiar, pero no pasó y por el contrario recibió malos tratos, discriminación por el color de su piel y hasta aguantó hambre. A los 14 años dejó su natal Nuquí en el Chocó y cambió el uniforme del colegio por un delantal.
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La desprotección que históricamente ha acompañado al gremio de las empleadas domésticas se agudizó por la pandemia, los abusos de algunos empleadores, los maltratos y la discriminación no son cosa del pasado, por eso, Claribed Palacios es la presidenta del primer sindicato de empleadas domésticas de Colombia. Una voz poderosa que hace esfuerzos enormes para dignificar un trabajo que es la columna vertebral de nuestra sociedad.
En Colombia hay más de 700 mil mujeres que ejercen este oficio, casi todas madres cabeza de hogar, la mayoría desprotegidas, sin seguridad, social o pensión y como trabajan en la privacidad de las casas, no hay quien vigile los horarios, ni su calidad de vida y muchas viven hoy una especie de esclavitud moderna.