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Abelardo de la Espriella es objeto de fuertes críticas por parte de algunos, mientras que en otros despierta profunda admiración. Penalista, uribista declarado, republicano de convicción, sibarita y, además, con voz de tenor, canta a todo pulmón. En 2019 reveló en Los Informantes sus amores, polémicas y la manera en que su estilo y forma de vida lo han convertido en una figura mediática imposible de ignorar.
“Colombia es la capital mundial de la intriga y de la envidia. La mejor manera de explicar el éxito de un tipo joven de provincia es acusándolo de cosas ilegales, la mediocridad, el resentimiento y el come mierdismo. Puedo mostrar lo que me dé la gana, porque yo he logrado todo, desde los zapatos hasta este reloj y la corbata, con el trabajo de mi cabeza y gracias a un equipo fantástico”, aseguró en ese momento.
Nació en Bogotá por azares del destino, pero se declara monteriano y costeño hasta la médula. Además de litigar, disfruta cantar y se abrió camino como artista. También creó su propia marca de ropa, De La Espriella Style.
Ese espíritu de mostrarse en diferentes facetas también se refleja en su estilo de vida. Es fanático de los relojes de lujo, del buen vino, de las corbatas italianas y de las cenas bien servidas. Y cuando se trata de críticas, responde con la misma contundencia: “Entre más me ataquen y más jodan, pues con más cosas les voy a salir. Si fueran inteligentes no estarían tan necios, porque qué tal y que me dé por meterme en la política”, dijo en esa entrevista con Los Informantes.
Y agregó: “Si hay cosas fantásticas en la vida, además de la risa de un hijo, el abrazo de un hijo, el beso de la mujer amada, es darle envidia a los enemigos”.
Su forma de vestir, de hablar y hasta de caminar lo definen como un radical. Incluso no se priva de hablar del dinero y reniega hasta de los gustos locales: “La changua es una cosa que hay que erradicar de nuestra dieta, el día que la erradiquemos probablemente tengamos paz... El problema al final del día no es de plata es de gusto”.
En su carrera ha enfrentado más de un centenar de procesos penales y ha ocupado en varias ocasiones la silla de los acusados. En 2011, la Corte Suprema de Justicia ordenó investigarlo por su trabajo en la Fundación Iniciativas por la Paz (Fipaz), señalada por la Fiscalía de tener presuntos vínculos con paramilitares. “Yo fui al proceso de paz con las autodefensas a ser parte de una mesa de acompañamiento civil, que se llamaba la Comisión Civil Acompañante y todo fue público de la mano del gobierno de ese entonces”, aseguró.
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Ha sido abogado de Natalia Ponce de León, Natalia París, Silvestre Dangond, y tuvo el caso abierto sobre la controversia del video de Gustavo Petro recibiendo dinero en efectivo. “Por mucho menos que eso, un uribista ya estaría preso. Ese es el doble rasero de la justicia colombiana...Si es un uribista hay presunción de ilegalidad, pero si Petro puede aparecer matando a la mamá qué van a decir, que es un suicidio asistido a la señora porque estaba sufriendo mucho”, sostuvo.
Y agregó: “No puede pretender estar en una pelea y que nadie lo toque a uno... El que está en la pelea debe estar dispuesto a pegar y a que le peguen y yo sé encajar muy bien los golpes, porque al final la vida es como una pelea de boxeo, no la gana quien más pegue sino el que más coñazos aguante”.
Si algo ha dejado claro es su firme convicción política. “Yo soy de derecha, pero de la derecha pura y dura. Este país requiere mano dura contra el crimen. Tanta negociación, tanta habladera… no señor. Mano dura contra el crimen”, afirmó con tono categórico. Esa misma postura lo llevó incluso a aportar económicamente a la campaña de Donald Trump en Estados Unidos, durante su primer mandato.
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En el mismo diálogo con Los Informantes les respondió a quienes lo critican con ironía y señaló: “Al colombiano le debe dejar de dar vergüenza ser exitoso. El colombiano tiene complejo con el éxito porque nos enseñan, por la religión y ciertas costumbres, que la riqueza está mal vista, que el dinero es diabólico, mentira, el dinero bien habido es una bendición”.
Durante años, Abelardo de la Espriella ha asegurado que no le interesa la política y, de hecho, en la mencionada entrevista con Los Informantes aseguró que "solo me metería en política en un caso extremo de extrema necesidad para salvar el país. Por ejemplo, si la izquierda radical se quisiera tomar este país. Ahí sí van a tener en mí un guerrero incansable”.
Años después de estas declaraciones, para julio de 2025, De La Espriella lanzó su precandidatura para la Presidencia de Colombia y ya ha tenido todo tipo de discusiones con otros precandidatos e, incluso, con el mandatario Gustavo Petro.