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Eugenia costera, el fruto prohibido que renace como hallazgo científico en el Atlántico

Temida por generaciones y despreciada por su supuesta toxicidad, la Eugenia costera, descubierta en Juan de Acosta, resurge como un hallazgo científico con potencial para la salud.

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De la misma familia del arazá, con un sabor singular y sorprendentes beneficios para la salud, la Eugenia costera ha recorrido un largo camino: de ser considerada una fruta prohibida por su supuesta toxicidad, a revelarse como un valioso hallazgo para la ciencia. La Nena Arrázola, de Los Informantes, se le midió a probar esta nueva fruta, descubierta por dos primos en Barranquilla.

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“Me traje unas frutas para la casa con mucho cuidado, porque recordé que mi abuelo solía decirme: ‘¡Cuidado! Esa guayaba de monte es tóxica, es venenosa, no te la vayas a comer’”, recordó el profesor y biólogo Yéiner Molina Reyes, quien, con una mente inquieta, se atrevió a investigar este fruto silvestre que hoy representa un hallazgo inédito.

Del miedo a un hallazgo para la ciencia


Los estudios sobre la Eugenia costera apenas comienzan, aunque esta fruta ha estado presente por más de 100 años. Sin embargo, nunca antes se había contemplado la posibilidad de investigarla, ya que era considerada venenosa y prohibida para el consumo. Nadie imaginaba que detrás de este fruto se escondiera un aporte tan valioso para la salud.

“Llegué y la diseccioné, y efectivamente vi que no tenía cinco semillas, como la del Amazonas, sino una o dos. Hasta ahora nos atrevemos a anunciarle al mundo que se trata de una nueva especie para la ciencia, y que está aquí, en Juan de Acosta”, afirmó Yéiner.

Eugenia costera
La Eugenia costera paso de ser una fruta prohibida por su supuesta toxicidad, a un valioso hallazgo para la ciencia.
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Y agregó que: “En ese primer estudio pudimos determinar que la cascara y la semilla tiene cantidades considerables de zinc, que es bueno para el sistema inmune y reproductivo”.

Durante mucho tiempo, nadie se atrevía a probar ese fruto, convencidos de que podía ser mortal. Pero la curiosidad científica de Yéiner lo llevó a investigar más, y fue entonces cuando le compartió a su primo Marco lo que parecía ser un hallazgo extraordinario.

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La Eugenia costera era eso: la fruta prohibida, despreciada, la manzana de la discordia en el inmenso valle de Juan de Acosta, un pueblo ubicado a 40 minutos de Barranquilla.

¿Cómo se dio el hallazgo de esta nueva fruta?


En tiempos de pandemia, este fruto comenzó su proceso de reivindicación gracias a Yéiner, quien se atrevió a superar el miedo y a estudiar de cerca esta nueva especie. “Colombia es un país megadiverso; tenemos muchísimas cosas sin explorar, algunas por falta de accesibilidad. Entonces cuando hay alguien que tiene inquietud, realmente nos detenemos a pensar: ‘¿qué es esto?'”, reveló.

Impulsados por la curiosidad, este par de primos no se quedó de brazos cruzados. Decidieron desafiar los mitos que envolvían a este fruto y apostar por resignificarlo, dándole un nuevo valor.

Eugenia costera
Algo que les llamaba profundamente la atención era que estos árboles, cargados de frutos amarillos, no estaban siendo aprovechados.
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“Recogimos algunas de las frutas e iniciamos un proceso movido por la curiosidad, abriendo el debate en redes sociales... En una de esas excursiones, encontramos una planta cargada de frutos que llamaba la atención porque resaltaba en el resto del bosque seco tropical”, relató Marco Fidel Echeverría.

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Algo que les llamaba profundamente la atención era que estos árboles, cargados de frutos amarillos, no estaban siendo aprovechados. Las frutas yacían en el suelo, desperdiciadas, pisoteadas, sin que nadie les diera importancia.

La revolución de un fruto silvestre


Así nació el nombre Eugenia costera: 'Eugenia', por el grupo de especies a las que pertenece, como el arazá, y 'costera', en homenaje a Juan de Acosta, el pueblo donde fue hallada, y cuyos habitantes son conocidos así.

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“Esta es una especie similar a la amazónica: se degrada muy rápido, madura, cae, y en cuestión de días ya no se puede consumir porque se daña fácilmente”, explicó Yéiner Molina, quien no solo se atrevió a abrir la fruta, sino que también contactó a su amigo y colega investigador, Hermes Cuadros, para obtener una opinión más profunda sobre la Eugenia costera.

Eugenia Costera
“Encontramos que tiene muchas sustancias reconocidas por su actividad antioxidante e inflamatoria”
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“Encontramos que tiene muchas sustancias reconocidas por su actividad antioxidante e inflamatoria”, mencionó María Angélica, asistente del profesor Hermes Cuadros.

Para este experto en botánica, la Eugenia costera es “un descubrimiento importante y por fortuna todavía el Caribe nos sigue ofreciendo cosas... Vamos a hacer análisis moleculares para tener tenor científico y estar en la misma tónica de los estudios actuales”.

En un país tan biodiverso como Colombia, aún hay frutos que esperan ser redescubiertos. La Eugenia costera, que por años fue temida y despreciada, hoy se alza como símbolo de la curiosidad científica, del valor de cuestionar lo establecido y, posiblemente, como un elemento clave para el avance de la ciencia y la salud.