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Luis Antonio López Cleves tiene una historia de vida que muchos consideran increíble, tanto por lo impresionante como por lo poco posible. Este colombiano de origen campesino escapó dos veces de la cárcel de alta seguridad más temible de Colombia: la cárcel de la isla Gorgona, un penal diseñado para que fuera imposible escapar.
Con el equipo de Los Informantes, Luis Antonio regresó a la isla ubicada en el Pacífico, a 150 kilómetros de Buenaventura, para recorrer los escombros que quedan de aquel 'monstruo' que albergó a los presos más peligrosos del país. Recordó los castigos, la comida, los malos tratos y, por supuesto, la manera en la que logró escapar dos veces.
La isla Gorgona recibió su nombre en 1526, luego de que Francisco Pizarro acampara allí con un grupo de españoles y compararan el lugar con el infierno por su temperatura y por la cantidad de serpientes peligrosas que vieron. Para 1960 se construyó allí una prisión para retener a los 1.000 presos más peligrosos de Colombia, pero llegó a tener 1.200 privados de la libertad.
"La cárcel de Gorgona era un infierno porque aquí no le avisaban ni lo invitaban a pelear, cuando menos pensaba usted recibía dos puñaladas, eso asusta a cualquier persona. La comida mala, el trato inhumano de los policía contra los internos", recordó. Señaló también que lo peor eran los castigos, tan crueles que algunos reclusos perdían la vida.
Eran dos hectáreas de terreno, dividido en tres patios, con instalaciones llenas de rejas y alambre de púas. El modelo se había construido inspirado en los campos nazi y los policías armados caminaban por pasarelas altas sobre los presos. Pero hacer parte de los oficiales del penal no era un trabajo destacado, señaló López Cleves.
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"A la mayoría de los policías que yo conocí acá, que hablé con ellos, estaban acá por castigos, porque habían cometido delitos y por no mandarlos a la cárcel los mandaban para acá, a que prestaran servicio, mientras la gente allá se olvidaba de lo que habían hecho", aseguró.
Era también llamada el Alcatraz colombiano, pues se consideraba una prisión de la que era prácticamente imposible escapar. Lo que les daba esa seguridad no era simplemente la rigurosidad del lugar, sino que aquel que pretendía escapar se enfrentaba al peligro en la selva que la rodeaba llena de serpientes venenosas y al mar infestado de tiburones, por ello suponían que ningún hombre se atrevería a intentarlo. Luis Antonio lo hizo con éxito dos veces.
Luis Antonio López Cleves llegó a Gorgona el 24 de enero 1977, condenado a 24 años de prisión por un robo que terminó en asesinato, aunque él todavía asegura que era inocente. Tenía 23 años y, por falta de recursos, no pudo pagar un abogado y fue enviado a la cárcel de alta seguridad.
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Luis era el recluso 542, perdió su nombre como todos los presos al llegar a Gorgona, y un año después de estar en la isla empezó a pensar en su fuga. "Me hice amigo de Pedro Ariza, el sobrino de El Ganzo Ariza, y él me aconsejó que saliera a trabajar por la rebaja de condena, para no quedarme en el patio, él mismo me ayudó a sacar el permiso y así tuve la oportunidad de trabajar en el grupo de leña".
Durante varios meses salió con otros presos a cortar leña que se utilizaba en la cocina, dos policías armados los acompañaban. Empezaron a ganarse la confianza de los uniformados y los convencieron de darles una balsa para llevar otros insumos.
"En una fuga hay que empezar a alistar material, primero comidita. Como trabajábamos en la montaña, los escondíamos en una cueva en la Boca del Horno". Ese era un punto extremo de la isla, cubierto por los árboles más frondosos. Un día inventaron que a la balsa se la había llevado el mar, pero realmente la habían escondido allá. Entonces los presos 542 (Luis) y 362 (Pedro Ariza) aprovecharon un descuido de los policías para lanzarse el mar.
"No sabíamos nada, solo seguíamos derechos para encontrar tierra lejos de este penal". La noticia fue nacional y se creyó que habían muerto en el mar infestado por tiburones.
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Dos años después, el 16 de febrero de 1980, cuando Luis Alfonso fue capturado nuevamente en el Valle del Cauca fue que el mundo supo que habían logrado esa hazaña. Reveló que pasaron 10 días a la deriva en el mar, que la comida se les acabó pronto y casi mueren cuando una fuerte ola volteó la balsa, pero los dos llegaron a tierra firme.
Luis volvió a la cárcel de Gorgona el 5 de junio 1980 como una celebridad para los demás reclusos y meses después volvió a fugarse. El 28 de octubre de 1980, junto a un guerrillero de las Farc llamado Omar Perdomo Chala cruzó nuevamente el océano en una balsa y salió con vida.
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Una vez más, López Cleves fue capturado y terminó de cumplir su condena en La Picota, pues en 1984 la cárcel de Gorgona fue clausurada para siempre por violaciones a los derechos humanos. Al respecto, el preso 542 recuerda que sintió "una felicidad muy inmensa porque se acabaron las torturas para muchos pobres colombianos que por una u otra razón llegaron a este sitio".
Actualmente, Gorgona es uno de los parques nacionales naturales más ricos del país. En medio de sus dos ecosistemas se pueden ver los escombros de lo que un día fue un "infierno" para cientos de colombianos, pero que ahora está nuevamente habitado por fauna y flora local convirtiéndolo en un "paraíso".