Él mismo se nombró ‘Mochoman’, apodo con el que busca romper tabúes y estereotipos. Luchó contra la corriente. Muchos le dijeron que no saldría adelante y menos como deportista. Aprendió a nadar y llegó al podio, pero se dio cuenta un día, estudiando Psicología, de que lo suyo era el caballito de acero.
Tiene un humor mordaz, pero sobre unas ganas envidiables e inspiradoras de salir adelante. Su esposa y su hijo son su mayor motor.
Yo sentía que era una persona muerta en vida: Andrés Gutiérrez Tengo prohibido quejarme y olvidar: El Puma vuelve a rugir