El dicho que dice "madre no hay sino una, pero padre puede ser cualquier ...", es discriminatorio y antipático para los hombres y para los papás dedicados y amorosos. Como Papá Jaime, que tiene dos hijos propios y mal contados otros 85.000 niños que le dicen cariñosamente papá. Tiene un corazón grande y muchas agallas para meterse hasta lo más bajo, para lograr el propósito de su vida y de su Fundación Niños de los Andes: arrancarles a las calles los niños que desesperadamente necesitan un hogar y un padre que los quiera.
Mira también:
Jaime Jaramillo quedó marcado por una tragedia que lo impulsó a cambiar su vida de ingeniero de petróleos a ‘papá’. Con prisa, pero sin pausas, se dedicó a sacar a los menores que vivían en las alcantarillas y en el subsuelo de Bogotá. Empezó en 1973 y todavía hoy, con 66 años, se mete al barro buscando a alguien que necesite de su ayuda.