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Noticias Caracol LOS INFORMANTES Conmovedor testimonio de papá que perdió a su esposa el día del parto de sus segundas gemelas

Conmovedor testimonio de papá que perdió a su esposa el día del parto de sus segundas gemelas

Por azares de la vida, Carlos David Salazar se convirtió en padre y madre de cuatro niñas. Contó en Los Informantes cómo ha enfrentado esta situación que le dio un vuelco a su historia.

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En Colombia, un porcentaje significativo de niños y niñas crecen en hogares donde uno de los progenitores, generalmente el padre, está ausente. Según un estudio de mediados de 2024 realizado por la Universidad de La Sabana, un 80% de los niños nacidos en nuestro país son criados solo por sus madres, creciendo con la ausencia de una figura paterna presente. Es por eso que cada papá presente y amoroso con sus hijos es un rasgo a resaltar y, en Antioquia, existe uno que es padre y madre de cuatro niñas.

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Carlos David Salazar conoció a Carolina Morales a través de una plataforma de citas para católicos. Desde el principio, su conexión fue profunda, marcada por valores compartidos y un anhelo común: construir una familia grande y amorosa, como las que ambos admiraban de sus abuelos. Durante siete años mantuvieron un noviazgo sólido, lleno de sueños y planes, hasta que el 6 de septiembre de 2014 se juraron amor eterno frente al altar.

Pocos meses después del matrimonio, Carolina quedó embarazada. La noticia los llenó de ilusión, pero pronto se convirtió en tristeza cuando perdieron al bebé que esperaban. A pesar del dolor, la pareja mantuvo la fe. Tres meses más tarde se enteraron que Carolina estaba embarazada de gemelos. Esta vez, todo marchó bien. Aunque en un principio pensaron que serían niños y planeaban llamarlos Eduardo y Gregorio, la sorpresa fue doble: llegaron dos niñas, María Camila y María Elisa.

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"Estuve todo el tiempo al lado de ella, me tocó ver el nacimiento de cada una, tomar fotos, haciendo chistes con el médico. Carito hablaba con nosotros. Nacieron con solo dos minutos de diferencia", recuerda Carlos David. Fue un parto normal y ambas niñas nacieron sanas, llenando de alegría el hogar en Rionegro, Antioquia.

Papá por cuatro
Carlos y Carolina se comprometieron soñando con una familia muy grande -
Foto: Los Informantes

Sorpresa por partida doble

Sin planearlo, nueve meses después, Carolina despertó a su esposo con una sorpresa. En una cajita le guardó una prueba de embarazo positiva que decía "Saludos, papá". Emocionados, imaginaron que esta vez podrían tener el niño que tanto anhelaban. Pero el destino tenía otros planes. En la ecografía, el médico abrió los ojos con asombro y los miró con cara de susto. "¿Doctor, todo está bien?", preguntó Carlos. La respuesta fue inesperada: "Van a ser papás de gemelos otra vez".

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La noticia fue impactante. "Uno también siente miedo, es un reto demasiado grande y en muy poco tiempo", dijo Carlos. Pero Carolina, con su serenidad habitual, respondió: "Dios nos quiere mucho, nos está confiando otras dos almas". La probabilidad de vivir dos embarazos de gemelos idénticos es de 1 entre 700 mil nacimientos.

Esta segunda gestación no fue tan llevadera como la anterior. Carolina padecía una enfermedad autoinmune que complicó su salud durante el embarazo. Y otra vez, la posibilidad de tener varones se desvaneció cuando les confirmaron que esperaban otras dos niñas. A pesar de las dificultades, la pareja llegó al hospital el 20 de septiembre de 2017 ilusionada y tranquila, lista para recibir a las nuevas integrantes de la familia por cesárea.

Carlos recuerda ese día en el quirófano con claridad. Propuso llamar a las niñas María Alejandra y Laura María, pero el médico sugirió evitar repetir el "María". Carolina, entre risas, lo apoyó. Finalmente nacieron Alejandra y Laura, sanas pero pequeñas, y pasaron sus primeros días en la UCI. Todo parecía marchar bien, hasta que ocurrió lo impensable.

Papá por cuatro
Carlos David acompañó a su esposa en ambos partos de sus gemelas -
Foto: Los Informantes

El adiós más inesperado

Minutos después del nacimiento, mientras Carlos iba a tomar fotos de sus hijas recién nacidas, recibió una noticia devastadora. Carolina había sufrido un paro cardíaco. "Me dicen que en ese momento dijo: 'me siento un poco indispuesta'. Tosió dos veces y se le apagaron todos los signos vitales". Los médicos intentaron reanimarla 13 veces, la operaron dos veces y entraron al quirófano con múltiples equipos.

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Carlos no quiso abandonar la sala. "Yo les dije: 'yo no me voy a salir, mi esposa me necesita en este momento, yo me quedo en esta silla y no les pongo pereque'". Vio durante dos horas cómo luchaban por salvarla. Le dijeron que las probabilidades eran del 10%, pero él no perdía la fe. "Tenía 39 años, no le dolía una muela, alcanzó a ver a sus dos hijas y ya". Carolina murió por un tromboembolismo cardiopulmonar causado por líquido amniótico, una complicación que ocurre en 6 o 7 de cada 100 mil nacimientos.

Solo con cuatro pequeñas

En un abrir y cerrar de ojos, Carlos se convirtió en padre y madre de cuatro niñas menores de dos años. Estaba perdido, de luto y sin idea de cómo seguir. Pero no estaba solo. Familiares, amigos y hasta vecinos se volcaron en apoyo. Le llevaban pañales, comida, juguetes. Las Marías y las recién nacidas encontraron consuelo en la red de amor que se tejió a su alrededor.

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"He sido de carácter fuerte toda la vida, pero la mejor escuela de paciencia que Dios me ha mandado son estas niñas", asegura Carlos. Aprendió a bañarlas, alimentarlas, calmarlas y aunque al principio reconoce que fue torpe, hoy domina cada rutina.

Llegó una quinta hija

Papá por cuatro
Carlos David ahora es papá por cinco -
Foto: Los Informantes

El tiempo pasó y Carlos encontró una nueva compañera. Aunque esa relación no funcionó, de esa unión nació Isabella, la quinta niña que llegó a ampliar aún más su universo femenino. "Me he vuelto muy práctico con estas mujeres, he aprendido a entenderlas. Para uno como hombre que tiene un chip distinto, me ha tocado aprender esa naturaleza femenina, entender los gustos de cada una, los estilos".

Hoy, las Marías tienen 9 años y Alejandra y Laura 7. Isabella es la más pequeña. Las cinco comparten una vida llena de risas, peleas, juegos y cariño. Aunque cada una tiene su personalidad, todas coinciden en algo: la fuerza de su papá. Carlos es el pilar de este hogar donde la ausencia de Carolina se convierte en memoria viva, y donde el amor no se ha fragmentado, sino multiplicado.

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La familia Salazar funciona con sus propias dinámicas. Carlos ha tenido que aprender todo sobre trenzas, uniformes, tareas escolares y crisis emocionales. Ha enfrentado preguntas difíciles con honestidad y ha sostenido a sus hijas con una ternura que rompe estereotipos. "Ellas son mi fuerza y mi motivo todos los días", dice con orgullo.

A pesar del dolor, esta es una historia de esperanza, resiliencia y reinvención. La vida, con todas sus pruebas, le dio a Carlos David Salazar cinco razones para seguir adelante. Y él las abraza cada día, con amor, valentía y la certeza de que no está criando solo hijas: está formando mujeres fuertes, como lo fue su madre Carolina, como son ellas mismas.

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