El país no vio ni oyó todo lo que pasó realmente el 28 de abril del 2021 en Bogotá y en Cali, los dos puntos más críticos de bloqueos, paros, muertes, marchas y parálisis. Las imágenes que van a ver son perturbadoras: detrás del colectivo que agrupa a miles de jóvenes indignados, que se conoce como la Primera Línea, se esconde un grupo de capuchas que tiene hasta centros de tortura y son una organización criminal. Tres investigadores dejaron al descubierto y en manos de la justicia la violencia que los alimenta y los dineros que los financian.
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Hace casi un año el país se vio envuelto en llamas por cuenta de unos episodios de violencia que dejaron a Colombia en carne viva. Una cosa fueron las protestas legítimas y otra muy distinta el vandalismo. Tres investigadores descubrieron el lado más oscuro y tenebroso después de la toma del Portal de las Américas en Bogotá, la vía Panamericana y Puerto Rellena en el Valle del Cauca. Los Informantes habló con ellos sin mostrar sus rostros para cuidarles la vida porque los videos, las fotos, las conversaciones y los chats que ya tiene la justicia son muy peligrosos e incontrovertibles. Hay mucho más detrás del descontento y la ira.