Entre los 60.000 rostros de refugiados que permanecen varados en Grecia se encuentra Zafir, una anciana de 116 años que ha vivido en carne propia el exilio por culpa de una guerra que los persigue por convicciones religiosas. Llegó a la isla de Lesbos hace ya casi un año, acompañada por su hijo y su esposa, además de cinco nietos, huyendo de la maldad del Estado Islámico.
Esta mujer yazidí, religión perseguida por los yihadistas, nació el primero de julio de 1900 en Irak. A medida que crecía, con ella también lo hacían los grandes hechos que marcaron la historia, pero ninguna la tocó tanto como la persecución que la llevó a cruzar el mar Egeo. Con el paso de los días su visión se volvió mínima, al punto de utilizar más sus manos para reconocer.
El diario español El Mundo la encontró entre los 60.000 refugiados en Grecia que se encuentran varados, esperando a definir su suerte. Al preguntarle por su ‘secreto’ para sobrevivir por tanto tiempo pese a las vicisitudes responde: “El secreto de mi longevidad es tener el espíritu de un niño durante toda la vida y permanecer con la familia incluso cuando ya has crecido. El espíritu de comunidad te mantiene con vida.”
Cuanta que buscaron la manera de refugiarse como podían en las cientos de tiendas de campaña en el puerto del Pireo, donde se hacinaron un poco más de 6.000 refugiados. Intentaron salir de allí, una tarea que parecía próspera, pero que se vio truncada en el campamento de Nea Kavala, uno de los casi cincuenta creados por el gobierno griego.
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Empezando el mes de agosto, las condiciones de vida y hasta enfrentamientos obligaron a que cientos de miembros abandonaran el lugar. La situación de vulnerabilidad de esta familia permitió que los llevaran a un edificio en el campamento de Serres donde debían pasar la noche en un colchón estrecho que reposaba en el suelo, señala El Mundo.
Después del desgaste y la incertidumbre llegó una luz de esperanza, con nombre propio, para Zafir. Se trata de Kristine, miembro de la ONG Yazda, quien luchó por varios meses para que esta anciana lograra reencontrarse con el resto de su familia en Alemania.
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“Las ONG reciben tanta cantidad de peticiones de asilo que seguramente ni se habrán dado cuenta de la fecha de nacimiento de esta mujer”, asegura la voluntaria. Pero la buena noticia por fin llegó y la longeva víctima podrá encontrar al resto de su familia, con la esperanza de vivir el ocaso de su vida en mejores manos y dejar atrás el miedo a ser perseguida.
Con información de El Mundo: