Al menos tres personas murieron y más de 890.000 fueron evacuadas por el paso este domingo del tifón Hagupit en Filipinas con vientos de hasta 170 kilómetros por hora, que causaron también inundaciones y cuantiosos daños en las infraestructuras.
Dos de las víctimas, una niña de un año y un hombre de 65 años, fallecieron a causa de una hipotermia, mientras que una mujer de 35 años en estado de gestación murió por complicaciones en el embarazo.
Hagupit, bautizado como Ruby por las autoridades filipinas, se desplaza lentamente a diez kilómetros por hora en dirección oeste noroeste, por lo que no abandonará el país por el Mar de China Meridional hasta el martes o el miércoles, según la Agencia Meteorológica de Filipinas (PAGASA).
Aunque la fuerza de los vientos sostenidos que acompañan a la tormenta ha disminuido de 185 a 140 kilómetros por hora desde que tocó tierra anoche en la localidad de Dolores, la lentitud con la que se mueve el tifón provoca copiosas precipitaciones en las zonas afectadas, que causan extensas inundaciones.
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Además, advierten los expertos, las lluvias podrían ocasionar deslizamientos de tierra, una posibilidad que preocupa especialmente a las autoridades de Albay (este de Filipinas), cuna del volcán Mayon, que ya ha provocado importantes riadas de barro y ha dejado incomunicadas a varias localidades.
El Mayon ha expulsado toneladas de material volcánico en los últimos meses que, por el efecto del agua caída y el viento, podrían deslizarse sobre las localidades colindantes.
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PAGASA declaró anoche el nivel de alerta 1, de un máximo de 4, en Manila, una de las ciudades con mayor densidad de población del mundo, donde también se esperan fuertes precipitaciones y un incremento de uno a dos metros del nivel del mar cuando el tifón pase, mañana o el martes.
En la metrópoli, con unos doce millones de habitantes, las clases están suspendidas, al igual que en otras 30 provincias de todo el país.
A pesar de que los medios locales reciben informaciones puntuales sobre algunos estragos ocasionados por el tifón, el Gobierno filipino aún no ha publicado un informe oficial sobre los daños causados por la tormenta, pero asegura que en principio los preparativos parecen haber dado resultado.
"Esta vez las autoridades locales se han preparado mucho mejor de lo que lo hicieron antes de Haiyan el año pasado y la gente se ha mudado voluntariamente y eso, de momento, parece que ha dado buenos resultados", dijo a los medios locales el portavoz de la Presidencia, Edwin Lacierda.
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Alfred Romuáldez, alcalde de Tacloban, donde murieron cerca de 3.000 personas por el tifón Haiyan en noviembre de 2013, ratificó la información ofrecida por Lacierda e informó que en esa localidad, que aun trata de recuperarse de la última tragedia, no se han registrado aún víctimas mortales.
"Podemos decir que de momento no hay noticias de fallecidos por el tifón Hagupit en nuestra ciudad", dijo Romualdez a la emisora local ANC.
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Aun así, el Ejército filipino informó que los fuertes vientos derribaron muchos árboles y postes de la luz en las islas de Leyte y de Samar, en la región central de Filipinas, lo que dejó carreteras intransitables que intentan despejar los 1.700 soldados desplegados en la zona.
Seis aeropuertos filipinos siguen cerrados, mientras las aerolíneas locales anunciaron para hoy la cancelación de más de 183 vuelos nacionales e internacionales.
El ministro de Energía, Jericho Petilla, confirmó que varias regiones del centro del país se han quedado sin corriente eléctrica y se espera que la situación se repita en las zonas por las que pase la tormenta.
La ministra de Bienestar Social y Desarrollo, Dinky Soliman, anunció que mañana iniciarán el reparto de alimentos y ayuda humanitaria en la localidad de Borongan, unas de las que primero recibió el impacto directo de Hagupit.
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Las autoridades filipinas apuntaron hoy que hasta el momento se han ofrecido para ayudar en la recuperación de las zonas afectadas once países: Australia, Japón, Estados Unidos, Indonesia, Tailandia, Reino Unido, China, Malasia, Singapur, Canadá y Brunei.
Según previsiones de la ONU, más de diez millones de filipinos sufrirán los fuertes vientos, lluvias, inundaciones o aumentos del nivel del mar causados por Hagupit, mientras que casi un tercio de la población, 30 millones de personas, se verá afectada de alguna forma por el desastre natural.
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Entre 15 y 20 tifones visitan cada año Filipinas durante la temporada lluviosa, que empieza por lo general en junio y concluye en noviembre.
El año pasado, Haiyan, uno de los tifones más potentes de la historia, arrasó Filipinas y causó 6.300 muertos, más de mil desaparecidos y catorce millones de damnificados.