Con 3.96 metros de largo, Gwendolyn supera las medidas estándar de cualquier mascota que lleva 47 años junto a David, su propietario. El idilio de esta pareja inició cuando el hombre tenía apenas nueve años. Desde entonces han estado juntos librando batallas para no ser separados.
En 1990 las autoridades de Florida, Estados Unidos, decidieron apartarlos, pero gracias a la lucha de Van Buren un fiscal permitió que el lagarto regresara a casa. Años después, la batalla se reavivó por las condiciones en las que ahora vive Gwendolyn.
Por fortuna el nuevo capítulo tuvo otro final feliz. Autoridades determinaron que el caimán tiene hábitos demasiado domésticos, por lo que no puede ser liberado en una ambiente natural. No obstante, David debe modificar algunas condiciones si quiere que su escamoso amigo siga a su lado.
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