Al menos dos personas murieron y otras 19 resultaron heridas el sábado tras varios ataques con explosivos en Jalalabad, ciudad de Afganistán . Estos hechos son los primeros desde la retirada total de las tropas estadounidenses, que muestran la frágil situación del país en materia de seguridad.
"En al menos uno de los ataques el blanco fue un vehículo con talibanes que patrullaban la ciudad", dijo a la AFP una fuente talibana que no quiso revelar su identidad. "Entre los heridos hay mujeres y niños", agregó.
Un responsable del departamento de salud del estado de Nangarhar, cuya capital es Jalalabad, dijo que había tres muertos y 18 heridos en las explosiones. Los medios locales apuntan que los fallecidos son dos. Los ataques no han sido reivindicados hasta ahora.
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Fotografías del lugar de una de las explosiones muestra un vehículo verde de la policía con la bandera talibana, con el capó deformado y casi en posición vertical, en medio de escombros.
Jalalabad es el bastión de miembros del Estado Islámico en Afganistán, rivales de los talibanes y que ya reivindicaron el sangriento atentado que costó la vida a más de 100 personas en el aeropuerto de Kabul a finales de agosto, durante las caóticas evacuaciones.
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Pero desde que las tropas extranjeras salieron del país, el 30 de agosto, no hubo actos violentos de importancia en Afganistán. Paralelamente, los talibanes prometieron traer de vuelta la paz y la estabilidad tras 40 años de guerras, crisis y turbulencias políticas.
Los niños sí, las niñas no
El sábado, horas antes de estos ataques, las escuelas secundarias reabrieron sus puertas en Afganistán, pero no había ni alumnas ni profesoras pues los talibanes solo permitieron el acceso de los varones, ante el disgusto de la Unicef, que pidió que "no se deje de lado a las niñas".
El Ministerio de Educación anunció el viernes que "todos los hombres, profesores y alumnos" de secundaria podían regresar a clase, sin hacer ninguna referencia a las maestras o alumnas. La decisión incumbe a estudiantes de entre 13 y 18 años.
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Las mujeres conservan el derecho a estudiar en la universidad, pero deben cubrirse con una abaya, una túnica hasta los pies, y un hiyab o velo, y los cursos se realizan en la medida de lo posible sin mezclar hombres con mujeres.
Las niñas también acuden a la escuela primaria separadas de los niños y algunas maestras siguen ejerciendo.
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Desde su retorno al poder en agosto, los talibanes intentaron tranquilizar a los afganos y a la comunidad internacional asegurando que los derechos de las mujeres serían respetados.
Pero estas afirmaciones no se reflejan en las decisiones del nuevo ejecutivo, en el que no hay ninguna mujer y se teme que ocurra la misma situación que cuando los islamistas gobernaron, entre 1996 y 2001.
En ese momento, el movimiento islamista llevó a cabo una política especialmente represora frente a las mujeres, a las que prohibió trabajar, estudiar, hacer deporte o andar solas en la calle.
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En 2001, cuando los talibanes fueron depuestos, por una coalición internacional liderada por Estados Unidos, las mujeres pudieron recuperar progresivamente sus derechos y acceder a sectores de la sociedad o a actividades que les estaban prohibidas.
"Unicef se felicita por la reapertura de las escuelas secundarias en Afganistán, pero subraya que no puede dejarse de lado a las niñas", dijo el viernes la directora ejecutiva de la agencia de la ONU, Henrietta Fore.
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"Es esencial que todas, incluidas las más mayores, puedan continuar su educación sin más retrasos y que las profesoras puedan seguir enseñando", expresó la Unicef en un comunicado, recordando los "progresos considerables" que se habían registrado.
En los últimos 20 años, el número de escuelas en el país se triplicó y el número de niños y niñas escolarizados pasó de un millón a 9,5 millones, según la agencia de la ONU.
"Trágico" error
Cuando se cumple un mes de la toma de Kabul por parte del movimiento islamista radical y de las evacuaciones caóticas de miles de afganos y extranjeros, el ejército estadounidense reconoció el viernes que mató a diez civiles inocentes en un error "trágico", al tomar por blanco un vehículo que creyó que estaba cargado de explosivos, el 29 de agosto.
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En total, más de 71.000 civiles afganos y paquistaníes murieron en los 20 años de guerra en Afganistán.
También el viernes, el Consejo de Seguridad de la ONU renovó por seis meses su misión política en Afganistán, centrada en la promoción de la paz y la estabilidad. Los talibanes no se han opuesto a la presencia de la ONU.
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El retorno de los islamistas al poder y la situación del país será uno de los temas centrales de la Asamblea General de la ONU la próxima semana. Pero la cuestión de quién hablará en nombre de Afganistán todavía no se ha aclarado.