Mafias colombianas operan en ese país atemorizando a comerciantes y ciudadanos que se atrasan en los altísimos intereses que cobran.
Mónica trabaja 12 horas al día en su negocio de la colonia El Vergel, en Iztapalapa, sólo para pagar las extorsiones. Se le acercaron para ofrecerle un préstamo en efectivo, ella aceptó porque necesitaba invertir en su negocio.
No hubo un contrato, el único requisito que le pidieron fue su credencial de elector.
“Te prestan cantidades de mil hasta seis mil pesos, por cada mil te cobran sesenta pesos de pago diario. Si te atrasas un día se enojan, hay otros que te han llegado hasta amenazar”, señala Mónica.
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De mil pesos que les pidió prestados ya les debe trece mil en seis meses, sólo de réditos, que van sumando al capital.
"Nos da miedo, sí nos sacan de un apuro pero al final de cuentas nos sentimos presionados, andamos viendo de dónde darles, para que no nos vayan a hacer nada", señala otro comerciante extorsionado.
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Entre los cobradores hay hasta mujeres, a Mónica le cobra Vianca.
Desde hace un año, la Procuraduría capitalina y la delegación metropolitana de la PGR les siguen los pasos.