“Cuando uno de mis coches es bombardeado siento como si uno de mis familiares hubiese sido golpeado”, confiesa Mohammad, víctima del conflicto en Siria.
Cada huella de batalla marca sus bienes sin ninguna compasión, pero los que más le duelen son los carros antiguos de su colección. Tenía 20 y poco queda de ellos.
Sin embargo, esta guerra no puede arrebatar sus sueños, por eso Mohammad Anis aspira a que la vida le alcance para repararlos; quiere que sus descendientes puedan pasear en ellos por una Alepo en paz.