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Chávez, invicto pese a la muerte, exclamó Nicolás Maduro

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Líderes mundiales se unieron el viernes al funeral de Estado del mandatario Hugo Chávez en una ceremonia, en la que el reverendo estadounidense Jessee Jackson pidió a Maduro que tenga la fortaleza y entereza necesaria para conducir a Venezuela y pueda tender nuevos puentes con Estados Unidos.
Los funerales de Estado al mandatario Hugo Chávez se realizaron unas horas antes de una ceremonia en la que se preveía que su sucesor elegido Nicolás Maduro fuera juramentado como presidente encargado en un acto rechazado por la oposición.
Maduro agradeció la presencia de los jefes de Estado por haber "traído su amor más puro a este hombre más allá de las fronteras políticas y las ideologías", a un Chávez que dijo que fue el hombre "más vilipendiado" del mundo.
"¡No pueden contigo!", gritó Maduro con la voz quebrada y el llanto a flote.
Entre llantos y a gritos, un Maduro emocionado dijo que Chávez tenía desde adentro unos de los "escudos más poderosos que puede tener un ser humano que es su pureza, su verdad, su escudo de pureza de amor de Cristo, de hijo verdadero de Cristo", que aseguró que lo salvó de "la injuria, de la infamia".
"Aquí está invicto, puro, transparente, único, verdadero, vivo para siempre, para todos los tiempos para este y todos los tiempos futuros. Comandante no pudieron contigo, no podrán con nosotros jamás, jamás podrán", dijo conmovido el vicepresidente arrancando aplausos entre los presentes.
"Hemos roto el maleficio de la traición de la patria y romperemos el maleficio de la derrota", acotó.
Dentro de la academia militar, un coro y una orquesta dieron inicio a la ceremonia entonando el himno nacional de Venezuela mientras funcionarios del Gobierno, encabezados por el aún vicepresidente Maduro, los líderes de Gobierno y algunas personalidades como el actor Sean Penn.
Ceremonia
"Viva Chávez", gritaron los asistentes al término de la entonación del himno nacional.
Enseguida, el vicepresidente Nicolás Maduro colocó sobre el féretro de Chávez la réplica de la espada del libertador Simón Bolívar, que según el maestro de ceremonias compró el Gobierno a familiares por 120 bolívares.
En grupos, los líderes asistentes realizaron guardias de honor alrededor del ataúd café, cubierto con la bandera venezolana.
La primera guardia de honor estuvo a cargo de sus más cercanos aliados en Latinoamérica: el presidente cubano Raúl Castro, el boliviano Evo Morales, el nicaragüense Daniel Ortega y el ecuatoriano Rafael Correa. Más adelante, el iraní Mamud Amadineyad se sumó.
Tras las guardias, llegó la música. Un diputado y cantante entonó canciones folclóricas de la zona geográfica donde nació Chávez, en el estado suroccidental de Barinas.
A la música "llanera" le siguieron las notas de la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar, la más importante de Venezuela, guiada por el afamado director Gustavo Dudamel.
Luego, una oración y palabras de líderes religiosos, entre ellos el reverendo estadounidense Jackson que rezó para que a Maduro se le conceda sabiduría en momentos que se apresta a tomar el relevo en Venezuela.
En la primera fila, destacaban el presidente cubano e iraní acompañando a Maduro.
En las calles
Afuera, seguidores hacían largas filas rumbo a la academia militar en lo que se asemejaba un ejército de hormigas, debido a que casi todos iban vestidos de rojo, el color que identifica al partido del presidente. Pocos se percataron de la polémica que generó una fotografía en la que, supuestamente, hubo cambiazo del ataúd de Chávez.
Algunos ya se retiraban tras ver el cadáver que reposa desde el miércoles en la academia y caminaban por una avenida, el Paseo de los Próceres, adornada con grandes banderas con los colores amarillo, azul y rojo, colgadas de postes de alumbrado público, mientras en las aceras se acumulaban cientos de botellas vacías de agua.
Vendedores ambulantes ofrecen botanas y botellas de agua que se vendían a 10 bolívares cada una y que se consumen sin cesar.
Edgar Carvajal, de 50 años y quien trabaja en la filial venezolana de la empresa china de electrodomésticos Haier y que son parte de un programa social para el equipamiento de hogares de venezolanos de bajos recursos, comentó que llegó a las 10 de la mañana y se encontraba detrás de unas 500 personas que hacían fila que avanzaba lentamente para ver al presidente fallecido.
"Se nos fue él, pero nos dejó a Maduro y hay que confiar en Maduro, pero él tiene que cuidarse mucho de ese gran desabastecimiento que tenemos y los altos precios. El pueblo una vez que despertó no hay marcha atrás. Si Maduro se desvía el pueblo lo sacará", añadió Carvajal.
Yanina Barrera, de 42 años, propietaria de una pequeña tienda donde se imprimen imágenes en camisas, comentó que "quedaron muchas cosas pendientes" que Chávez no tuvo tiempo de resolver.
"Me imagino que deben estar en la mesa para que Maduro la cumpla, como (resolver) el desabastecimiento y la criminalidad. Yo vivo en el Cafetal (en el este de la capital), antes era tranquilo y ahora se escuchan tiros", dijo Barrera.
Este rico país petrolero de 28 millones de habitantes se vestía el viernes con una pompa que no se veía desde fines de la década de 1980, solo que esta vez no por una celebración sino por el funeral del primer presidente muerto en tiempos democráticos.
La cantidad de invitados y la expectativa general ante el acontecimiento no se veía desde febrero de 1989, cuando asumió la presidencia Carlos Andrés Pérez en un fastuoso acto al que asistieron como invitados desde Raúl Castro hasta el entonces vicepresidente de Estados Unidos, Dan Quayle.
"Más allá de nuestras diferencias todos somos latinoamericanos y tenemos que construir juntos un futuro mejor", dijo el presidente chileno Sebastián Piñera a reporteros a su llegada el viernes al aeropuerto. "Tenemos diferencias pero en América Latina hemos aprendido a vivir con ellas", agregó.
Caracas, Venezuela

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