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Con lágrimas, Tailandia despidió al rey Bhumibol en fastuosa ceremonia

Muchos tailandeses solo habían conocido a este monarca, fallecido en 2016 y quien reinó por 70 años. Pese a lo esperado, su cremación no fue pública.
Centenares de soldados vestidos con uniformes tradicionales multicolores avanzaban al son del canto de monjes delante de una muchedumbre en lágrimas: Tailandia celebró con fasto el funeral de su monarca, con estatus de semidiós, algo hábilmente cultivado por la junta militar y la élite conservadora.
El cuerpo del rey Bhumibol Adulyadej, fallecido el 13 de octubre de 2016 a los 88 años, estaba conservado en Palacio, rodeado de un permanente ceremonial budista, regularmente transmitido por la televisión.
Pero, contrariamente a lo previsto, tras una larga jornada de ceremonias, el Palacio anunció por la noche que la cremación no sería pública ni retransmitida por la televisión.
"El difunto rey ha sido incinerado pero ninguna imagen fue difundida", explicó a la AFP un responsable del Palacio después de las 23h00 locales. Poco antes, los medios habían sido invitados a abandonar el lugar.
Por la mañana, una inmensa procesión dirigida por el nuevo rey, Maha Vajiralongkorn, con uniforme militar de gala, trasladó la urna real hasta el monumental crematorio.
Tras los primeros cánticos de monjes budistas, el nuevo rey presidió los rituales, mientras que sus súbditos se arrodillaban ante él antes de ocupar su puesto en la procesión, como manda la tradición. 
Transportada en un palanquín dorado, la urna de madera preciosa, en la que tradicionalmente se conserva el cuerpo de los reyes, abría el cortejo fúnebre.
El féretro del rey había sido discretamente desplazado por la noche a la torre central del crematorio dorado.
300.000 admiradores
"Era un modelo para nosotros. No era un rey como los otros. Esperamos que su hijo sepa seguir su ejemplo", confió a la AFP, en medio de la muchedumbre, Phakamart Supromin, de 41 años.
Ella, como la mayoría de los habitantes del reino no han conocido otro rey antes de la muerte de Bhumibol, que reinó durante más de 70 años.
Más de 300.000 tailandeses se concentraron, según las autoridades, a lo largo del trazado de la ceremonia funeraria, y decenas de miles visitaron los templos repartidos por todo el país para rendirle postrer homenaje. 
Sin embargo, es muy difícil evaluar la popularidad real de la monarquía, ya que está blindada por una ley muy estricta de lesa majestad, que genera mucha autocensura. En los últimos años, numerosos tailandeses fueron condenados a importantes penas por difamar al monarca.
Pero, para los numerosos tailandeses que esperaban el cortejo, muchos de los cuales pasaron la noche a la intemperie, el rey Bhumibol era el padre de la nación.
Su estatus de semidiós es fruto de décadas de un culto a la personalidad que lo presentaba como el garante de la estabilidad de un país marcado por profundas divisiones políticas entre ultramonárquicos y reformistas.
Para sus funerales, ni el gobierno de la junta militar ni la monarquía, una de las más ricas del mundo, escatimaron en gastos: se calcula que la ceremonia y la construcción del crematorio costaron alrededor de 90 millones de dólares (más de 76 millones de euros).
Los mejores artesanos del país trabajaron durante meses para construir el crematorio, que representa al monte Merú, que es el centro del universo según la tradición budista. 
A la ceremonia asistieron representantes de las casas reales de todo el mundo, como la reina Máxima de Holanda, la reina emérita Sofía de España y la reina Matilde de Bélgica. 
En medio del cortejo, ocupando una buena posición, desfiló el jefe de la junta, general Prayut Chan-O-Cha, que orquestó el golpe de Estado de mayo de 2014, perpetrado en defensa de la monarquía, en un momento en el que la salud del rey Bhumibol ya languidecía.
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Pero se desconoce la orientación que dará el nuevo rey, Maha Vajiralongkorn, a la institución real.
"La cremación representa el fin de una historia bien organizada" por las élites monárquicas, explicó el historiador David Streckfuss, especialista en la monarquía tailandesa.
"Los militares llegaron al poder en 2014 afirmando ser los protectores de la monarquía. Así que no es una sorpresa que se aseguren de que todo el mundo sea muy respetuoso" con el duelo colectivo, subrayó.
La mayoría de las tiendas y restaurantes estaban cerrados la tarde del jueves, que fue declarado día feriado.
El único activista que se atrevió a contradecir las normas, poniéndose una camisa roja, símbolo de la oposición, cuando todo el mundo lleva vistiendo de negro desde hace un año, fue expulsado fuera de Bangkok durante los funerales, denunciaron sus abogados.

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